El Fondo Monetario Internacional (FMI) insistió ayer en los problemas de baja rentabilidad de la banca europea y apuntó como una de las claves de solución la necesidad de reducir el exceso de sucursales en parte de los países. «Una recuperación cíclica probablemente sea insuficiente por sí sola para restaurar la rentabilidad de bancos débiles de forma persistente» en Europa, indicó el FMI en su informe de «Estabilidad Financiera Global», presentado ayer, al referirse al crecimiento económico previsto del 1,7% en 2017.

Por ello, advirtió de que o se avanza en la reestructuración y saneamiento bancario en Europa, aún incompleto en países como Italia y Portugal, o «se podrían reavivar los riesgos sistémicos». A juicio el organismo dirigido por Christine Lagarde, el cóctel de poca rentabilidad por los bajos tipos de interés generales, la falta de acceso a capital privado y elevados niveles de endeudamiento y préstamos morosos provoca «preocupación» sobre el futuro del sector bancario.

«Estas cuestiones pueden dar como resultado un limitado número de oportunidades de préstamos o un alto número de sucursales en relación a los activos del sistema bancario, añadiendo costes y reduciendo eficiencias operativas», agregó. Así, aplaude las medidas adoptadas por Dinamarca, Holanda o España, que «han sido capaces de recortar costes reduciendo el exceso de capacidad».