Cuando todavía no han pasado ni veinticuatro horas desde que terminara el XI Congreso de CC OO-PV, del que no se esperaba salir como secretario general, ni siquiera ha tenido tiempo de ocupar el principal despacho de la sede del sindicato en València, que durante los últimos ochos años ha ocupado Paco Molina. La verdad es que no esperaba salir de este proceso como máximo dirigente de la central sindical . Arturo León López (Madrid, 1963) se trasladó a vivir a Alicante a los veinte años para trabajar en una empresa de venta por catálogo y en la hostelería. Accedió, tras superar una oposición, a la Conselleria de Sanidad, donde actualmente es técnico en prevención de riesgos laborales en el Hospital General Universitario de Alicante. Ha ejercido diferentes responsabilidades en la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CC OO-PV, como por ejemplo salud laboral, negociación colectiva, formación y la secretaría general durante tres mandatos.

Tras la apretada victoria en el XI Congreso de CC OO-PV, ¿su primer reto consiste en rehacer la unidad interna?

No. La unidad interna no se ha roto ni se ha fracturado el sindicato. Somos una organización compleja y plural. No me imagino unas Comisiones Obreras con un discurso plano. Discutimos con vehemencia y presentamos listas alternativas, aunque no hay diferencias ideológicas insuperables. Son más cuestiones de método de trabajo y de gestión. No hay ambiente de enfrentamiento porque las siglas están por encima de todo. Nadie las va a cuestionar.

¿Ni siquiera el llamado «sector crítico», el que lidera Jaume Mayor?

Trabajamos con la idea de la integración. Llevo muy poco tiempo y en una lista que no estaba preparada desde hace meses. Por tanto el candidato necesita tiempo y voy a hablar con todas las personas. Cuando se reúna la comisión ejecutiva se asignarán responsabilidades. Tiendo la mano a todas las organizaciones. En este momento no tengo equipo ni de mi lista y de la alternativa.

Al tomar las riendas aseguró que el sindicato focaliza su «lucha» en la defensa del sector público. ¿Por qué?

Bueno, lo que resalté, entre otros asuntos, es que hay que apostar por la defensa del sistema de protección social, implantar la renta básica de ciudadanía y destinar más recursos para la dependencia. Lo que requiere, sin duda, más atención y recursos para el sector público. Y dije que lo primero es atender a 420.000 desempleados registrados en la Comunidad Valenciana, así como a las personas sin vivienda. La reforma laboral ha sido dañina.

El sindicato ha pasado de una situación de estabilidad económica a un derrumbe a partir de 2012 -que ya ha superado- y que ha obligado a acometer una honda reestructuración, comentó Paco Molina tras anunciar su marcha. ¿Cuáles son sus objetivos en el corto plazo?

Sobre todo comentó que tras un tiempo de reajuste la organización se encuentra en una senda de recuperación de la afiliación y de representación sindical, pues por primera vez crece desde el inicio de la crisis. Durante 2016 comenzó a aumentar el número de delegados sindicales. Comisiones sigue siendo el primer sindicato en el País Valenciano, con 10.300 representantes, un 37,7 %. El año finalizó con 98.578 afiliaciones. Estamos en tiempos de crecimiento tímidos al producirse un cambio de tendencia. La situación por sectores no es homogénea. Uno que crece es el de Sanidad, de donde provengo y que en cuatro años ha crecido en 1.800 afiliados.

La caída de recursos por el descenso de la afiliación, de subvenciones por representación sindical, la desaparición de ingresos por formación y de programas de colaboración de la Generalitat ha supuesto un impacto en casi todas las estructuras sindicales. ¿Le preocupa?

Es obvio que la crisis económica ha dejado huella en todas las organizaciones y que les ha llevado a tener que acometer planes estratégicos para garantizar su viabilidad y tener estabilidad en sus presupuestos. Hemos superado la situación de una manera muy aceptable.

¿Habrá más recortes?

Sí. Hay que corregir el pequeño desfase entre ingresos y gastos aunque con una situación distinta a la de hace ocho años, cuando corrían tiempos muy duros.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, en una reciente entrevista, aseguraba que «hay que romper el mito de que los sindicatos viven de las subvenciones». ¿Comparte esta reflexión?

En mi opinión resulta válida esa afirmación porque no vivimos de las subvenciones. Las cuotas ya representan un 80 % de los ingresos. Las organizaciones sindicales prestamos la cobertura de la negociación colectiva de «todos» los trabajadores, estén o no afiliados. Y eso lo cubrimos con nuestros servicios y personal, departamentos de economistas y abogados. ¿Deben estar cubiertos estos gastos? Yo creo que sí. Los sindicatos tenemos ayudas porque damos servicios a todos los trabajadores. Además, la representación institucional también debe estar cubierta porque estamos en muchos organismos. No queremos nada que no sea nuestro pero sí lo que nos corresponda justificando los gastos de cada euro que venga.