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Jesús Izaguirre: «Espero que el nuevo presidente no recorte los fondos para la investigación»

El joven alicantino Jesús Izaguirre marcha ahora a EE UU, donde seguirá investigando sobre el cáncer, tras pasar siete años en Japón

Jesús Izaguirre: «Espero que el nuevo presidente no recorte los fondos para la investigación»

En la película de Sofia Coppola «Lost in translation» un norteamericano tiene que viajar por motivos profesionales a Japón, y la barrera del idioma, las traducciones, el cambio y otras circunstancias le llegan a dispersar, a aturdir. Este no es el caso del alicantino Jesús Izaguirre, de 32 años, aunque en breve tenga que hacer el viaje a la inversa que hacía Bill Murray en el film. Es decir, de Japón -donde lleva residiendo siete años- a EE UU, y que coincida con un periodo de cambio en la Administración norteamericana. Probablemente, cuando el investigador alicantino llegue a su destino en Milwaukee (Wisconsin), el republicano Donald Trump ya ocupe la Casa Blanca, debido a que el próximo 20 de enero jurará el cargo en el Capitolio.

Aunque es extranjero, no muestra preocupación por los mensajes puramente proteccionistas lanzados por Trump. Su visado incluye la denominada «green card», que permite a un extranjero vivir y trabajar de forma permanente en los Estados Unidos. Ahora sí, recela de las manifestaciones negacionistas del próximo mandatario norteamericano sobre el cambio climático. Y espera que este posicionamiento no se extienda al campo de la investigación, y«que vaya a recortar la financiación para la ciencia», área en la que está involucrado desde que decidiera estudiar Farmacia en la Universidad Miguel Hernández, de Elche. Espera a estar en EE UU para vivir «en directo» la nueva etapa en la Administración Norteamérica, antes de incidir en los factores que puedan afectarle en el trabajo o en su vida diaria allí. Aunque cree que a lo mejor no todos los postulados que Trump ha defendido en campaña acaben concretándose. «Puede encontrarse que dentro de su propio partido le frenen iniciativas, porque en EE UU, por ejemplo, los congresistas pueden votar lo que consideren, y no lo que digan en su partido».

A sus 32 años, Jesús prepara toda la documentación y la maleta, ahora en Alicante, para viajar próximamente a EE UU, donde tiene previsto residir los próximos tres años. Marcha a Milwaukee para hacer el postdoctorado «en una organización no lucrativa, que depende en parte de financiación estatal de Wisconsin». Trabajará con una profesora con una beca del NIH (Instituto de Salud Norteamericano), «en un centro que está en un complejo donde hay varios hospitales», señala el joven alicantino.

Investigación sobre el cáncer

Su investigación se centra en el cáncer. Primero fue en Japón y, ahora, en Estados Unidos trabajará en la epigenética de la leucemia, es decir, «en identificar las causas de este tipo de cáncer. Ver el origen e identificar objetivos por los que se puedan buscar nuevos fármacos», explica para los profanos. Un paso más en su carrera profesional, ya que en Japón -a través de una beca, primero, un máster, y su posterior doctorado- se ocupó de testar a nivel molecular el mecanismo de acción de un nuevo anticancerígeno.

Jesús, como muchos jóvenes alicantinos, con aspiraciones de ampliar conocimientos y encontrar oportunidades donde desarrollar su profesión, es de los que tuvo que salir de la provincia al extranjero para lograrlo. Es uno de los ejemplos de la «fuga de cerebros» que ha sufrido España durante la crisis. Aunque él cuenta que no fue tanto un exilio forzoso, «porque la primera razón de salir de Alicante fue porque me gusta conocer sitios nuevos», admite después que, «luego sí se valora la de las oportunidades para desarrollar tu profesión. Y trabajando en el extranjero, en concreto en el campo de la investigación, no hay color en relación a España. Fuera hay más presupuestos para la ciencia. Y aquí, aunque hay muy buenos profesionales, el problema es que con las condiciones que hay -recortes y menos fondos- es muy difícil desarrollar los proyectos. Si no hay financiación, no puedes avanzar, y en España eso está limitado», añade.

De hecho, Jesús cree que cuando acabe su trabajo en EE UU, «si todo va bien, me quedaré porque la idea es promocionar en Estados Unidos. Y, aunque no descarto volver, antes me gustaría ir a otro país». Este joven alicantino, antes de iniciar su trayectoria profesional, ya tenía una vocación internacional. «casi un cuarto de mi vida me lo he pasado fuera», asegura. Antes de marchar a Japón, estuvo en dos ocasiones en París, primero en su etapa en el instituto, cursando allí primero de Bachiller, y después como Erasmus.

Ahora deja atrás la comodidad de la ciudad de Tokio, «donde puedes ir andando o en bici a todos sitios en el centro, porque aunque este sea muy grande tiene cerca todos los servicios (supermercados, farmacias o restaurantes...). Cambia el funcionamiento urbano de la capital japonesa por la dispersión de las ciudades norteamericanas, «donde para desplazarte a cualquier sitio tienes que ir en coche». Se traslada a Milwaukee con su mujer, que es japonesa y con la que se casó hace apenas un año. Ahora, ambos esperan un hijo. Jesús sabe que el estilo de vida entre Japón y Estados Unidos es diferente. «Sé lo que me espera». No en vano ha entrado más de diez veces a la primera potencia mundial. Las ha cuantificado porque se lo han preguntado en el papeleo para obtener el visado. «He ido a congresos y a visitar a amigos». «Sé que me espera un estilo de vida más relajado que en Tokio, donde tienes cerca lo que quieras, cuando quieras las 24 horas del día».

El investigador alicantino admite que va a pasar más tiempo en casa «primero porque hace más frío y, segundo, porque allí para realizar cualquier plan de ocio tienes que planificarlo porque te puede llevar mucho tiempo, dado que las distancias son mayores y tienes que desplazarte en coche hasta llegar al sitio que elijas», incide. Pero, al margen de estos factores, reconoce que «no creo que vaya a tener mucho tiempo para el ocio, ya que mi trabajo va a ser muy absorbente, además estoy haciendo un máster online». «La ciencia es bondadosa, porque te deja tener tus horarios, es creativa, puedes escoger la manera de afrontar los problemas y no es repetitiva», cuenta con satisfacción. Pero. igualmente, admite que es «sacrificada y requiere mucha dedicación», además de ser «muy competitiva».

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