Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El descenso a los infiernos de la patronal alicantina

Coepa se vio abocada al concurso de acreedores al no poder afrontar las deudas de su centro de oficios y sólo en el último momento logró esquivar su liquidación al pactar una quita del 95%

Moisés Jiménez, el día de su dimisión como presidente de Coepa. antonio amorós

DAVID NAVARRO

n La actualidad económica de la provincia estuvo marcada en 2016 por los problemas económicos de la patronal Coepa, que estuvieron a punto de dejar sin representación conjunta a los empresarios alicantinos. El ejercicio comenzó con la organización ya en situación de preconcurso, que había solicitado en noviembre de 2015 para evitar el embargo que había solicitado el Instituto Valenciano de Finanzas por los impagos en la hipoteca que había concedido a la patronal para la construcción de su centro de oficios, un proyecto que nunca llegó a cuajar del todo y que casi arrastra al abismo a la organización.

Incapaz de resolver el problema, cuestionado por casi todos y claramente enfrentado al Gobierno de la Generalitat, su entonces presidente, Moisés Jiménez, presentó su dimisión irrevocable el 2 de marzo, apenas una semana antes de que venciera el plazo para evitar la entrada definitiva en concurso, que tuvo que solicitar su sucesor, Francisco Gómez, después de que ni el Ayuntamiento de Alicante ni el Gobierno valenciano quisieran implicarse para buscar una solución.

En esos momentos casi todos daban por muerta a la organización. Con una deuda de 4,1 millones -de los que 3,2 millones correspondían a la citada hipoteca del Centro de Oficios- y unas cuotas de socios que apenas llegan a los 200.000 euros anuales, nadie veía posible la salvación. Aún menos cuando se conoció que el Servef había iniciado un expediente para solicitar el reintegro de casi dos millones de euros en subvenciones al citado inmueble, al considerar que no se habían mantenido las condiciones pactadas para su conceción, y cuando después la responsable de este mismo organismo, María José Mira, presentó una denuncia penal ante las sospechas de que se había desviado dinero.

Sin embargo, el presidente de Coepa no se dejó amedrentar y, ayudado por un juez y un administrador proclives, puso sobre la mesa una propuesta de convenio para sus acreedores que incluía una quita del 95% de la deuda ordinaria, en manos mayoritariamente de la patronal autonómica Cierval. Gómez supo jugar con los tiempos, dilató las negociaciones y logró arrancar el voto favorable de Cierval a cambio de su colaboración para atajar también los problemas económicos de la organización autonómica. Ahora es esta última la que se encuentra en situación preconcursal mientras Coepa ya da su crisis por superada. Claro está, siempre que la causa penal que sigue abierta no prospere.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats