Los síntomas de recuperación económica no alcanzan todavía a la contratación en la provincia y, sobre todo al colectivo más joven. En Alicante se crearon el pasado octubre 54.903 empleos, que suponen 1.926 más que un año antes, pero que evidencian un déficit de 2.199 contrataciones en relación al mismo mes de 20o7, cuando aún no se notaban los graves efectos de la crisis en el mercado laboral.

Además, es en la franja de edad más baja - los menores de 25 años- donde la contratación muestra la mayor debilidad. Si en octubre de 2007, los empresarios provinciales emplearon a 14.876 jóvenes que no habían cumplido los 25 años, ahora, con un escenario de reactivación económica, apenas superan los 9.1oo, es decir casi 6.000 contratos menos que en octubre de hace nueve años, según la comparativa de los datos del Servicio Valenciano de Empleo y Formación (Servef).

La evolución de la contratación sólo ha registrado una mejor evolución en este mismo periodo para los alicantinos que tienen entre 25 y 44 años. De los 33.365 de octubre de 2007 se ha pasado a los 32.762 del pasado mes, por lo que el descenso sólo es de 603 contratos.

Tasas de paro

No obstante, las formalizaciones de empleo para el grupo de edad que se encuentra en la mitad de la tabla de la población activa apenas subieron entre octubre de 2015 y octubre de 2016 en 36 contratos. Un mínimo aumento en el año de la recuperación y para un colectivo que soporta una tasa de paro del 15% en la provincia, de acuerdo con el último balance de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre -de julio a septiembre-. Por su parte, la tasa desempleo entre los menores de 24 años es muy superior, rebasa el 40%.

Por contra, los empresarios alicantinos, sí se decidieron a emplear en mayor número a los mayores de 44 años. De acuerdo con las estadísticas del Servef, los 12.961 nuevos contratos realizados a trabajadores que superan esa edad suponen 4.100 más que el octubre de 2007. Un colectivo que registra en la provincia una tasa de paro del 19% y que en los años más duros de la crisis ha sido uno de los más castigado, junto al de los jóvenes.