El servicio de estudios del BBVA puso ayer cifras a las consecuencias económicas que ha provocado la incertidumbre política que arrastra el país desde hace ya casi diez meses. Según el informe Situación Comunitat Valenciana que la entidad presentó ayer, el PIB autonómico podría haber crecido hasta siete décimas más entre 2016 y 2017 -lo que significa más de 700 millones de euros- sin el freno a las inversiones que ha supuesto la falta de Gobierno en este tiempo.

Y es que, además de los proyectos públicos que han quedado aparcados durante estos meses o la ausencia de nuevas reformas que dinamicen la actividad, el desconocimiento de cuál será la política económica del próximo inquilino de la Moncloa también ha retrasado la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales o, en el caso de los particulares, ha frenado la compra de productos duraderos que requieren de un desembolso considerable.

Por si esto fuero poco, el informe también destaca que esta incertidumbre ha supuesto una «dilación en el proceso de consolidación fiscal y una merma de la credibilidad» de las administraciones españolas. O, en otras palabras, que habrá que seguir con los ajustes. Sin todo esto, los economistas del BBVA Research creen que la Comunidad podría haber crecido un 0,3% más este año y un 0,4% el próximo ejercicio, por lo que consideran «cada vez más apremiante» poner fin a esta situación.

En términos generales, el informe apunta a una desaceleración de la economía a lo largo de 2017, que será algo mayor en la Comunidad. En concreto, frente al avance del 3,3% con que se cerrará este ejercicio, el banco estima que el próximo año el PIB de la autonomía crecerá un 2,2%, una cifra todavía considerable pero que, por primera vez en cuatro años, se situará por debajo de la media nacional.

Son varios los factores que explican esta ralentización, empezando por el agotamiento de los denominados «vientos de cola», que en los últimos años han contribuido decisivamente a impulsar la economía y que ya han agotado su recorrido. Por un lado, porque el BCE ya no tiene margen para abaratar más el dinero y, por otro, porque los precios del petróleo han empezado a repuntar, lo que pone fin al ahorro que suponía el combustible barato para las empresas y los particulares.

Pero, además, la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea también va a suponer un importante varapalo para la economía valenciana, que se muestra especialmente vulnerable a los efectos de la devaluación de la libra. No en vano, el Reino Unido es el tercer socio comercial de la Comunidad Valenciana y el origen del 20% de las pernoctaciones hoteleras. Además los británicos representan el 8% del mercado inmobiliario de la región y el gasto que realizan los residentes de esta nacionalidad contribuye decisivamente a la economía local de muchos municipios de la Costa Blanca. Por todo ello, el estudio calcula que el «Brexit» restará otras cinco décimas al crecimiento del PIB de la autonomía, una décima más que en el resto del país.

En la parte positiva, el informe destaca la solidez de la demanda interna, con un aumento del consumo privado cercano al 4%, y la recuperación del empleo, que avanza a un mayor ritmo que en el resto del país. Así, para el conjunto de 2016 y 2017 se prevé la creación de 105.000 empleos, que reducirán la tasa de paro hasta el 18,6% al final del último de estos ejercicios. Muy lejos todavía del 8% que marcaba este indicador antes del estallido de la burbuja.