Aquellos años en la sede del Club de Amigos de la Unesco de Alicante; las largas colas que se formaban en la sede del sindicato CC OO de la calle Dagniol -bien para afiliarse o plantear los problemas que los trabajadores sufrían en su empresa-; las famosas huelgas de la construcción (1976, 78 y 79) o las primeras Comisiones Obreras de la fábrica de Aluminio Ibérico (Alcan) cuando se comenzaaba a plantear la negociación de un convenio, forman parte de la memoria colectiva de los afiliados y responsables de este sindicato, que hoy celebra en Alicante sus 50 años de trayectoria. En el País Valencià, el pistoletazo de salida lo dio la asamblea fundacional del 11 de diciembre de 1966.
En la clandestinidad, durante el dictadura y en los primeros años de la Transición, la reivindicación de los derechos de los trabajadores o la libertad sindical eran la prioridad. Pero, hoy, cincuenta años después los retos también pasan «por recomponer y reparar los derechos laborales conquistados (tras la «ofensiva» que han supuesto la crisis y las reformas laborales de los últimos años) e intentar incorporar a sectores precarizados que no están organizados», subraya Consuelo Navarro, actual secretaria general de CC OO en l'Alacantí-Les Marines y primera mujer que accedió a este cargo en 2009.
Sus antecesores, como Miguel Segarra o Manuel Giménez, también hablan de la «necesidad de volver a la actividad en los centros de trabajo, los pequeños sobre todo». Y Giménez cree, igualmente, que el futuro pasa por «hacer sindicalismo y no servicios», ya que considera que «una de las mayores trampas de los Gobiernos a los sindicatos han sido los cursos de formación continua. Los Ejecutivos de turno nos han puesto maniatados, ya que eran parte de nuestra financiación, al igual que para las patronales. Sí tenemos que vigilar y controlar que se cumplan».
«Un bono de 25 pesetas»
Giménez y Segarra estaban ya trabajando en aquellos grupos que dieron origen a Comisiones Obreras en Alicante cuando en 1976, José de la Casa, trabajador de la construcción, se acercó por la sede de Club Amigos de la Unesco, donde les dejaron un local. Fue su primer contacto con el sindicato y cuenta cómo lo que hoy sería la cuota de afiliación «era un bono de 25 pesetas». También recuerda con cariño al primer secretario general del sindicato en Alicante, Andrés Cremades. «Y aquellas colas, cuando estabamos en la calle Dagniol, que llegaban hasta la cercana plaza de toros, de personas que querían afiliarse o hacer consultas».
Eran los primeros y «duros» años del sindicalismo, «pero éramos una organización en la comarca con el mayor número de afiliados, más incluso que los partidos políticos de entonces», relata Miguel Segarra. «E, incluso, el sindicato del metal llegó a estar constituido por barrios en Alicante», subraya. En la época del aluvión de afiliados, el sindicato podría llegar a tener 10.000 afiliados. «Luego bajó», añade Segarra, quien fue el primer responsable de CC OO en la comarca, antes de la constitución, como tal, del sindicato. Ya en la Transición y después del 76, el primer secretario general fue Andrés Cremades.
Segarra, Cremades, Giménez, otra vez Miguel Segarra, De la Casa y Consuelo son los nombres que se han sucedido en la dirección del sindicato. Pero hay «históricos» y «referentes» en la provincia para los afiliados en la provincia y las propias directivas que rápidamente salen a la palestra cuando se rememora «la dura lucha por los derechos de los trabajadores», reiteran, son los de Justo Linde o Tito Plaza, en Elche-Vinalopó, antecesores de directivos más actuales en la zona como Martín Carpena o Pascual Pascual. Manuel Parra es todo un referente en el área de educación del sindicato y Chamorro (José García Quesada), fallecido recientemente, también ha sido un hombre de peso en l'Alacantí.
