La recolección de las variedades de uva blanca para vinificación dan el pistoletazo de salida a la vendimia en la provincia, que este año puede cerrarse, a finales de septiembre, con un aumento de la producción de entre un 10% y un 15%, en relación a los 31 millones de kilos de uva de la campaña de 2015, según las estimaciones de la Denominación de Origen Vinos de Alicante.

Tradicionalmente, las moscateles en la Marina Alta son las primeras uvas que se recolectan. Las variedades blancas se adelantan a las tintas porque maduran más tempranas con el calor.

Sin embargo, este año ha sido la bodega Heretat de Cesilia, en Novelda, la primera en vendimiar, con una pequeña parcela de alvariño, variedad gallega, que Joaquín Arias, presidente del grupo Vectalia -al que pertenece la bodega- decidió incorporar a la finca por su admiración por aquellas tierras.

Pero también, están recogiendo uva blanca de las variedades chardoney o sauvignon blanc y en estos días la cuadrilla de Heretat de Cesilia recolecta las uvas merlot. Como siempre, los tintos se vendimiarán más tarde, casi en septiembre. «Y en la segunda quincena de agosto seguro que comienza la campaña en las bodegas de la Marina Alta», apuntaban desde Vinos de Alicante, que bajo el paraguas de la denominación tiene inscritas unas 14.600 hectáreas de viñedos de uva y 39 bodegas.

La vendimia alicantina arranca este año en fechas habituales porque las lluvias de la primavera y las temperaturas benignas del verano han evitado la sobremaduración del fruto de anteriores campañas, cuando el termómetro se disparó, una circunstancia que adelantó la vendimia. Y este año, la organización agraria Asaja de Alicante prevé que durante toda la recolección -alrededor de un mes y medio- se contrate a entre 3.500 y 4.000 personas, «el 90% extranjeros», indicó Eladio Aniorte, presidente de la organización, quien incidía que desde hace unos años la mano de obra en las campañas agrícolas de la provincia «es mayoritariamente extranjera».

Temperaturas benignas durante el día y noches frescas son las condiciones más ideales para una maduración adecuada de la uva. En anteriores vendimias se adelantaba su cosecha para que la cepa no sufriera «estrés térmico» y el fruto se sobremadurara. Eso lo saben todos los enólogos y técnicos agrícolas, como en Heretat de Cesilia. Esta finca cuenta, entre otros cultivos, con 34 hectáreas de uva de vino de distintas variedades, entre ellas algunas peculiares para la zona como el alvariño (Galicia) o el asírtico (Grecia), entre otras, según fuentes de la compañía. El hecho de tener un tamaño mediano les permite «buscar más la calidad que la cantidad. Las cepas pueden producir menos racimos, pero más concentrados», explican en la finca. En muchos casos, la poda en verde facilita a lograr la perseguida selección de la uva y la calidad.

Entre sus marcas se encuentran el Ad Gaude tinto; Casa Cesilia crianza, Casa Cesilia Roble o Ad Gaude Blanco, según se informa en su página web. Al margen, el Cesilia Rosé es uno de los vinos que están teniendo más demanda en el mercado. No obstante, el buque insignia de la empresa es el Ad Gaude.

El mismo día que se vendimia se procesa el vino en la bodega, evitando así la posible oxidación, explican. Y en estos días de recolección, un visitante a la finca -tiene restaurante y está dentro de la ruta de enoturismo- puede observar cómo en una zona está la cuadrilla vendimiando, mientras a la zona del restaurante llegan visitantes (nacionales y extranjeros, entre ellos rusos, americanos, nórdicos o ingleses) a visitar las instalaciones, la finca y degustar los caldos.

El enoturismo es una de las vías de negocio a las que se han sumado muchas bodegas alicantinas.