Los ministros de Economía y Finanzas de los 28 se reúnen este martes en Bruselas con la tarea de decidir si validan la resolución de la Comisión Europea, que la semana pasada abrió la vía a la apertura de un proceso sancionador contra España y Portugal por incumplir los objetivos de déficit. La multa puede oscilar entre los 0 y los 2.000 millones de euros e irá acompañada por la congelación de parte de los fondos europeos que le corresponden para 2017. Además, haya o no sanción, la Comisión sugerirá a España nuevas medidas de ajuste.

Detrás de esta decisión proclive a la sanción se encuentra la poderosa influencia de Alemania, partidaria de dar un golpe encima de la mesa y enviar un mensaje contra la relajación en los esfuerzos que las economías del sur de Europa aplican en sus medidas de ajuste.

Bruselas lleva tiempo advirtiendo a España sobre la necesidad de reducir el déficit, el aspecto que en estos momentos está ejerciendo como el contrapeso más importante en la recuperación de la economía española. Berlín, por donde pasan todas las decisiones europeas en materia financiera, cree que el Gobierno no ha cumplido su palabra a la hora de reducir el déficit.

España acabó el año 2015 con un déficit público, en todas sus administraciones, del 5,08% del PIB en vez del 4,2%, el objetivo que le había marcado la Comisión. El Estado y los ayuntamientos han aplicado con éxito medidas para reducir el déficit, pero el principal problema se encuentra en la desviación de las cuentas de las administraciones autonómicas.

La creación del euro, una moneda común que necesitaba de la aplicación de medidas colectivas por parte de las instituciones europeas para su éxito, trajo consigo la introducción del Pacto de Estabilidad Presupuestaria, que consagraba el objetivo del 3% del PIB como tope máximo del déficit para todos los países.

Muchos expertos están recordando estos días que Alemania y Francia, los dos países con más político y económico en la Eurozona, también incumplieron dicho Pacto a principios de la década pasada, cuando se introdujo la moneda, y no se abrieron sanciones contra ambos países.

Alemania considera que, en aquella época, las bajadas de tipos que se introdujeron para combatir el déficit beneficiaron a economías como la española más que a la suya y aduce que fueron las reformas que comenzó a establecer, la llamada ´Agenda 2010´ puesta en marcha por el canciller Gerhard Schröder, las que le permitieron superar aquella crisis.

El expresidente francés Jacques Chirac, y el excanciller alemán, Gerhard Schröder, tutelaron el lanzamiento del euro. Foto: REUTERS

Una sanción contra España permitiría a Alemania y a la Comisión Europea reforzar su autoridad en un momento en que las instituciones comunitarias tienen que afrontar el problema del Brexit y el auge de partidos populistas en la Unión, formaciones que, en el caso de países como Holanda y Austria, son partidarias de sanciones contra países como España, Portugal y Grecia por considerar que no aplican todos los esfuerzos necesarios.

No obstante, tanto Bruselas como Berlín saben que una sanción severa podría ser incluso más perjudicial que el propio incumplimiento, ya que podría ralentizar el ritmo de crecimiento de la economía española. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, recalcó este lunes que las normas del Pacto de Estabilidad son reglas "inteligentes" que se adaptan a los escenarios.