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Óscar Llopis Barragán: «El ajuste de plantilla fue uno de los peores momentos»

Tras doce años al frente del sindicato, cederá muy probablemente su puesto a Yaissel Sánchez

Óscar Llopis, en la sala de prensa del sindicato, días antes del congreso. Jose Navarro

¿La razón de que no haya optado a la reelección?

Hace tres años ya pensé en no continuar, pero como la organización decidió la fusión de territoriales, en el caso nuestro de l'Alacantí-La Marina, decidí seguir para trabajar en el proceso. Y pasados esos tres años, creo que es el momento. Pienso que hay que renovar los cargos, dar paso a savia nueva, que impone otro empuje y carácter, por mucho que uno crea que tenga el «oficio aprendido».

¿Y ahora a qué se dedicará en el sindicato?

He hablado con mis compañeros de la federación de construcción (MCA) para ver en qué puedo ayudar. Como ya se anunció a nivel estatal, el sindicato pasará de tener seis federaciones a tres. Y si deciden que puedo colaborar, pero sin tener una responsabilidad orgánica, lo haré.

¿No pierde el sindicato con la reducción de estructura y de federaciones?

No. Lo que se intenta es estar más cerca de los sectores y de los afiliados para resolver los problemas que surgen en el día a día. De hecho, en cada comarca vamos a tener, como mínimo, dos centros de atención al afiliado y de servicios comunes para dar una mejor respuesta. Además, el hecho de que haya una coordinación entre el secretario territorial y los tres responsables de las federaciones propicia que la organización esté más implicada en todas las tareas en el ámbito territorial. Al margen, los sectores seguirán con sus funciones habituales.

¿Al reducir la estructura va a haber menos gente trabajando?

No. Se reduce el número de federaciones, pero la gente va a seguir haciendo lo mismo. En la estructura orgánica sí habrá menos cargos (se elimina la figura de la ejecutiva y sólo se mantiene la del secretario), pero los sectores se mantienen igual.

¿Entonces, los cambios no implican ajustes?

No tiene nada que ver. Esto es una unión de federaciones.

Sí los hubo hace unos años. Los sindicatos han recibido críticas porque también han hecho recortes de personal y, sin embargo, denuncian los que se hacen en las empresas.

Fue algo que no nos hubiera gustado hacer. Hubo ajustes de plantilla (por el recorte de subvenciones debido a los planes de ajuste de l gasto público de los gobiernos por la crisis). Ese ha sido uno de los peores momentos que he pasado en el sindicato. Fundamentalmente, se produjeron en equipos que trabajaban fruto de los convenios finalistas surgidos del Pavace -Pacto Valenciano por el Crecimiento y el Empleo- que teníamos con la administración en áreas sociales, laborales... Pero hace tiempo que eso se ha reconducido y estamos funcionando con las cuotas sindicales y, a un nivel mínimo, con convenios institucionales. En aquella situación, UGT no aplicó la reforma laboral, sino que fueron salidas en las que se intentó llegar a acuerdos con los trabajadores.

¿En cuánto se ha reducido la plantilla de UGT en Alicante?

En 2013 teníamos 32 trabajadores en la provincia y ahora hay 21.

¿Qué han hecho los sindicatos para tener una imagen tan devaluada actualmente?

Hemos hecho algunas cosas mal. Los sindicatos somos una maquinaria pesada, una organización grande -por eso nosotros intentamos reducirla ahora- y en algunos momentos no hemos podido estar al mismo ritmo que surgían los problemas. Aunque pese a que hemos estado en el punto de mira de algunos medios y de políticos -los de la «caverna»-, que continuamente están desprestigiándonos, nosotros hemos seguido defendiendo a los trabajadores. Y si en nuestras reivindicaciones le hacemos «pupa», es que servimos para algo. Me preocuparía más que eso viniera de gente de izquierdas o progresista.

Pero al mundo sindical también le han salpicado escándalos de corrupción.

El caso del sindicalista asturiano Villa (con una fortuna oculta) no es de recibo. A los afiliados nos dolió mucho. Pero cuando se detectó, se le expulsó. Y luego, ya sin él, el Soma-UGT -sector de la minería- ha barrido allí, por lo que la gente ha sabido discernir entre el trabajo del sindicato y el caso de una persona en particular. Al final, lo que prevalece es el trabajo de la organización. Y en el caso de los ERE de Andalucía, hay más de un centenar de personas y sólo una que fue de UGT. El caso está aún en los tribunales. Y cuando todavía estaba en los momentos preliminares, la ejecutiva de UGT de Andalucía, que no tenía nada que ver con el tema porque llevaba sólo unos meses de funcionamiento, dimitió en bloque. No ha habido organización política que haya actuado como UGT. Así es como se tiene que actuar.

¿Qué ha visto perder o ganar a la provincia, a nivel económico, laboral y social, en los años que liderando el sindicato?

Con las normativas gubernamentales, los trabajadores han perdido derechos. Pero sí creo que se ha ganado en concienciación sobre los problemas. De hecho, Alicante es una de las provincias donde hay más plataformas sociales activas luchando por los problemas en la dependencia, por la pobreza social... Y eso es importante. En el mercado labora, los altos niveles de precariedad obligan a que la gente no tenga más remedio que elegir determinados contratos que en otras circunstancias no lo hubieran hecho. Antes nos quejábamos de que la gente era mileurista y ahora la media no llega ni a eso. Cada vez se está desregulando más el ámbito laboral y eso tenemos que seguir denunciándolo. Tenemos que redoblar el esfuerzo en las reivindicaciones porque los que están en esa situación no lo pueden hacer.

¿Cuál ha sido su aportación al sindicato?

Trabajo y esfuerzo. Aquí nadie llega sabiendo qué hacer, ni se le pide titulación como la gente le reclama a los políticos. Yo tengo sólo tengo el Graduado Escolar.

¿Qué consejos da a Yaissel Sánchez, que , con toda probabilidad, hoy saldrá elegida como su sucesora el el Congreso de UGT-PV?

No soy de dar consejos. Yaissel es una persona que conoce la organización, lleva muchos años en el sindicato, también conoce bien a la sociedad y a las instituciones. Eso es una gran ventaja. Además, es muy trabajadora y tiene ímpetu. Pero, sobre todo, tiene que ser ella misma.

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