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La falta de inversión provoca una nueva caída del crédito en la provincia

El saldo vivo de los préstamos concedidos en Alicante se redujo en más de 4.000 millones en 2015

La falta de inversión provoca una nueva caída del crédito

A pesar de la velocidad que alcanzó la recuperación económica durante el pasado año, las empresas y las familias de la provincia aún no están dispuestas a asumir nuevas deudas y, de momento, prefieren amortizar la importante carga financiera que muchas de ellas arrastran de etapas anteriores. Así lo refleja la evolución del saldo vivo de los préstamos que el conjunto de entidades tiene concedidos en Alicante, es decir, el volumen total de la deuda que los clientes de una zona mantienen con la banca, que durante el año pasado se contrajo en más de 4.000 millones de euros, según los datos oficiales del Banco de España.

En concreto, si a finales de 2014 el conjunto de empresas, particulares y administraciones alicantinas debían hasta 48.697 millones de euros a las distintas entidades, en diciembre del año pasado esta cantidad se había reducido hasta los 44.603 millones. Una caída del 8,4% que supone el mayor ritmo de descenso desde el estallido de la crisis económica.

Lo que en principio podría verse como una buena noticia ya que, al fin y al cabo, supone que los alicantinos están pagando sus facturas y reduciendo su nivel de deuda, lo cierto es que también evidencia que el aumento de la actividad no va acompañada de un incremento equivalente de la inversión empresarial que garantice la continuidad de ese crecimiento.

«Es un problema que hemos detectado en la provincia y, en general en la Comunidad Valenciana: las empresas están tomando dinero para financiar circulante pero no hay nuevos proyectos de expansión o de mejora que hagan que el volumen de crédito aumente y se compensen las amortizaciones», explican desde una de las entidades consultadas. Tanto es así, que la competencia entre los bancos por los pocos proyectos que se presentan se ha vuelto feroz, hasta el punto de que algunos responsables del sector ya alertan de la falta de rentabilidad de algunas operaciones, por las rebajas de tipos que se llegan a ofrecer. No en vano, el TAE de los préstamos empresariales para pymes se sitúa ya en el 3,2%, frente al 5,18% de año 2013, mientras que los préstamos de más de un millón se financian al 1,80%, según las estadísticas que recopila el Banco de España.

En este sentido, el presidente en funciones de Coepa, Francisco Gómez, reconoce que las mercantiles están «escarmentadas» de lo ocurrido durante la recesión, cuando fueron los créditos pendientes lo que ahogó a muchos negocios, por lo que prefieren tirar de recursos propios para financiar un crecimiento más sosegado. Además, también señala que, pese a la mejora, la mayoría de empresas aún no está en la fase de necesitar una ampliación de sus instalaciones o de realizar nuevas inversiones.

Sin embargo, desde Cepyme consideran que no toda la caída del crédito puede atribuirse a los recelos empresariales y señalan que los bancos siguen mostrándose excesivamente rigurosos a la hora de aprobar nuevas operaciones. «En el sector financiero hay pánico a que pueda volver a subir la morosidad y no están dispuestos a correr ni el más mínimo riesgo, y así el mercado financiero no puede funcionar correctamente», denuncia su presidente Cristóbal Navarro.

En cualquier caso, lo cierto es que el ritmo de contracción del crédito en la provincia fue muy superior al experimentado a nivel nacional, donde el saldo vivo crediticio cayó un 4,3% en 2015, de acuerdo con el Banco de España.

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Pero si las empresas siguen amortizando más préstamos de los que piden, la situación de las familias no es muy distinta. Según las entidades consultadas, la producción de hipotecas todavía no compensa las que se devuelven -y más en una zona como Alicante, donde se concedieron decenas de miles en los años de bonanza- y lo único que crece con claridad es el crédito al consumo, donde sí se registran aumentos de los saldos, aunque las cifras exactas se desconocen porque el Banco de España no las desglosa. Así las cosas, con este nuevo descenso el volumen de deuda financiera de las familias y las empresas de la provincia ya se ha reducido un 23% desde que alcanzó su máximo a finales de 2008, cuando el importe de los préstamos vivos rozaba los 58.000 millones.

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