El Banco de España espera una prolongación del actual periodo expansivo de la economía en 2016 y 2017, aunque con avances menores a los de 2015, de forma que para este año calcula que el PIB crecerá el 2,7 %, aunque con un perfil decreciente, en tanto que para el año que viene pronostica un 2,3 %.

La entidad advierte en su último boletín económico de que este escenario favorable presenta unos riesgos que han empeorado "apreciablemente" en los últimos meses y que en el ámbito doméstico tienen que ver con las dudas sobre si las futuras políticas económicas incidirán negativamente en las decisiones de gasto de empresas y familias, sobre todo si la incertidumbre política actual se prolonga.

En opinión de la entidad, este peligro solo se conjurará si se da prioridad al proceso de reducción del déficit público, "esencial para mantener la confianza", y si se persevera en la aplicación de reformas estructurales que reduzcan las vulnerabilidades de la economía y permitan mejorar su capacidad de crecimiento.

Los riesgos exteriores vienen dados por las debilidades a las que se expone el crecimiento mundial, sobre todo algunos mercados emergentes, y que se han puesto de manifiesto con las recientes tensiones en los mercados financieros internacionales.

La entidad supervisora prevé que en este bienio se seguirá creando empleo a tasas elevadas en relación al crecimiento de la economía, en un entorno en el que los costes laborales aumentarán moderadamente, en tanto que la población activa se incrementará de forma "muy modesta", lo que al final de 2017 situaría la tasa de desempleo ligeramente por encima del 18%.

El avance se recorta una décima

En comparación con las proyecciones macroeconómicas anteriores, de diciembre de 2015, el avance esperado del PIB para 2016 se ha recortado una décima por la ligera actualización a la baja en el crecimiento mundial, por la apreciación del tipo efectivo del cambio del euro y por el descenso de las cotizaciones bursátiles.

En términos generales el crecimiento de la economía en 2016 y 2017 se apoyará en la persistencia de unos precios del petróleo reducidos, en una política monetaria expansiva, en la recuperación progresiva de los mercados de exportación y en el comportamiento favorable el mercado de trabajo.

No obstante, la economía se irá desacelerando a medida que pierdan fuerza algunos factores de carácter más transitorio como el abaratamiento del petróleo, la depreciación del euro durante 2015, la moderación de los costes de financiación o la rebaja fiscal del pasado ejercicio.

El Banco de España prevé que los precios de consumo caigan el 0,1 % de media anual en 2016, en tanto que comenzarán a repuntar en la segunda parte del año, hasta registrar un incremento medio del 1,6 % en 2017.

A lo largo del periodo de proyección, la expansión económica seguirá sustentada por la demanda nacional (consumo e inversión de familias y empresas), como viene ocurriendo desde el inicio de la recuperación.

Según la entidad, el consumo de los hogares mantendrá un dinamismo elevado, gracias a la buena evolución esperada del empleo y, en el corto plazo, a la caída del precio del crudo, mientras que la inversión empresarial se desacelerará por el debilitamiento transitorio de los mercados exterior y el fortalecimiento del euro.

El gasto en consumo de las administraciones públicas debería moderar su aumento en consonancia con los planes presupuestarios y en contraste con el elevado incremento de 2015.

En relación con el sector exterior, las exportaciones perderán empuje en el corto plazo, lo que se revertirá en el tramo final de este año y en 2017 conforme se recuperen los mercados exteriores.

Las ventas al exterior crecerán más que los propios mercados por la acumulación de nuevas ganancias de competitividad, mientras que el comportamiento de las importaciones vendrá determinado por la demanda final, sin que haya señales de que la mayor competitividad de los bienes españoles estén provocando un fenómeno de sustitución de los bienes de producción extranjera.

La economía creció el 0,7 % entre enero y marzo

El Banco de España ha adelantado hoy que la economía española creció el 0,7 % en el primer trimestre del año, lo que supone una desaceleración de una décima respecto al avance registrado en el último trimestre de 2015 (0,8 %).

En su último boletín económico mensual, la entidad destaca que el "ligero deterioro" de la actividad se ha producido conforme ha avanzado el trimestre y ha sido de una magnitud similar a la observada en el conjunto de la zona del euro.

En lo que respecta al mercado de trabajo, explica que la evolución reciente de las afiliaciones a la Seguridad Social muestra un "notable dinamismo" del empleo, que ha crecido el 0,6 %, igual que el trimestre precedente.

La contribución del sector exterior ha sido nula, con lo que el crecimiento del PIB ha sido aportado en su totalidad por la demanda nacional, gracias al buen comportamiento del consumo y la inversión de familias y empresas que se ha apoyado en el tono favorable de las condiciones financieras

En particular, la entidad señala que la renta de los hogares se ha visto fortalecida por la caída del precio del petróleo y el crecimiento del empleo, entre otras cosas, mientras que la inversión empresarial se sostiene por las perspectivas favorables de demanda final.