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Entrevista

José Luis Bonet: «No entiendo a los que consideran incompatible ser catalán y español»

El empresario cita como preocupación principal de los empresarios la inestabilidad política nacional

Entrevista a José Luis Bonet

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Entrevista a José Luis Bonet David Navarro

En estos momentos, ¿qué preocupa más a los empresarios, la inestabilidad que hay a nivel internacional por el temor a la desaceleración de China y el desplome del petróleo, o la falta de un Gobierno en España tres meses después de las elecciones?

Al empresario le preocupa todo pero, más que nada, la inestabilidad política en España. Una inestabilidad fundada en el hecho de que no hay el gobierno estable que debiera haber; en que existe un proceso independentista en Cataluña; y, por otro lado, en que se han desatado fuerzas que afectan a los fundamentos del orden establecido que no deben ser aceptadas. Me refiero a que hay líneas rojas que están fijadas en la Constitución y que no deberían alterarse, como son la democracia misma, el estado de derecho, la economía social de mercado y el estado del bienestar. Eso debe ser defendido de forma contundente.

Pero, ¿realmente el hecho de que llevemos tres meses sin Gobierno está afectando a la situación económica? Porque muchos aseguran que todo sigue igual, que la economía va sola.

No es todavía un frenazo excesivo pero sí que está empezando a notarse, por tanto, cuanto antes tengamos un gobierno estable, mejor. Hay un principio de parálisis de inversiones y de consumo que no es conveniente. En cuanto al marco internacional que usted comentaba, es verdad que existen debilidades pero creo que nos afecta menos porque la salida de España al exterior ha venido con tal retraso y tenemos tan poco peso en el mercado global que el recorrido que nos queda es enorme y no se verá afectada por algo coyuntural.

¿Qué ve más probable, que se alcance un gobierno estable con el Congreso actual o que se repitan las elecciones?

No tengo ni idea porque no sé de política, pero lo que sí tengo claro, repito, es que cuanto antes tengamos un gobierno estable, mejor. Y que la cultura del pacto tiene que introducirse en el mundo político, como ya es algo normal entre los empresarios. Tienen que hacer sus deberes, ponerse de acuerdo y trabajar al servicio de los españoles.

De lo que dice, deduzco que es más partidario de un acuerdo que de repetir las elecciones.

Siempre que el Gobierno sea estable.

¿Los empresarios tienen miedo de una coalición entre el PSOE y Podemos?

No, siempre que se respeten los principios fundamentales que consagra la Constitución -que ya he dicho-, y que se respete la pertenencia a la Unión Europea y la unidad territorial de España. Ésas son las líneas rojas. Si no se ven afectadas, se puede hablar de lo que sea.

De las medidas que están sobre la mesa, ¿hay alguna que considere especialmente nociva?

Nocivas son las que afectan a estos principios fundamentales, en lo demás se puede discutir.

Le voy a concretar, se está hablando de derogar la reforma laboral, ¿sería una buena o una mala medida?

Creo que una derogación rotunda de la reforma laboral sería un error, porque creo que ha tenido efectos beneficiosos. Por ejemplo, después de mucho tiempo han vuelto a hablar los empresarios y los trabajadores, la crisis les ha hecho hablar. Porque antes lo que había era una presión que se aceptaba porque las cosas iban suficientemente bien, pero no había diálogo. Sin embargo, ahora sí que hay diálogo y eso no debe perderse en el seno de cada empresa. Ésa es una de las cosas que propició la reforma laboral.

¿A pesar de que muchos dicen que bajó en exceso los sueldos y que eso es un problema ahora para recuperar el consumo?

Los sueldos bajaron por el acuerdo de empresarios y trabajadores, porque fueron conscientes de lo que se estaban jugando. Y ahí estuvo la devaluación interna que, efectivamente, se produjo. Esto se hizo de común acuerdo?

Mucha gente que no estaría de acuerdo con esa afirmación de que se hizo de común acuerdo.

Yo lo he vivido. Cuando los empresarios hablaron cara a cara con los trabajadores y expusieron los riesgos, los trabajadores lo entendieron y se sacrificaron. Evidentemente que esto disgustó, pero aceptaron. Lo que hay que hacer es aprovechar ahora la recuperación para volver a su lugar los sueldos. En 2015 ya ha habido un avance en ese sentido.

Los empresarios también insisten mucho en que hay que continuar haciendo reformas, ¿qué reformas se han quedado pendientes?

Ahora lo fundamental es aprovechar la recuperación. Por ejemplo, el turismo prevé este año otro ejercicio récord, pues hay que favorecerlo y evitar hacer cosas que puedan perjudicar esa buena marcha. Otro ejemplo, hay que aprovechar la mejor posición del euro para seguir potenciando la salida al exterior de las empresas y de las pymes. Evidentemente, todo lo que luego se haga para mejorar la fiscalizad o la financiación también será positivo.

¿Que le parecen medidas como la que ha aprobado el Consell de multar a los bancos que tengan casas vacías?

Este tipo de políticas no las comparto. Creo mucho más en el convencimiento de las personas y eso se consigue a través del diálogo, la buena fe, la amplitud de miras y el sentido social. Yo creo que los dirigentes de las principales empresas españolas todos tienen buena fe y voluntad de servir al progreso y al bienestar de los demás. Multar es una mala manera de desincentivar.

Usted también ha sido uno de los empresarios catalanes que más claramente se ha opuesto al proceso soberanista, ¿por qué?

Porque yo, personalmente, me siento catalán, español, europeo y ciudadano del mundo. Y considero que, con respeto a los demás, uno puede decir lo que piensa sin necesidad de verse presionado. Para mí, desde cualquier perspectiva, Cataluña es una parte esencial de España y debe seguir siéndolo. ¡Si es que somos lo mismo! No entiendo los que consideran incompatible ser catalán y ser español. Yo siento el mismo orgullo por una cosa y por la otra. A alguno puede que no le guste, pues lo siento por él, pero yo creo que en la vida uno tiene que decir lo que piensa.

¿Qué consecuencias tendría esa separación?

Yo no la contemplo, no se va a producir. Lo que sí le digo es que, si se produjese, sería desastrosa para Cataluña, para España y para Europa porque, además de las fracturas personales y sociales que provocaría, desde la perspectiva económica nos quedaríamos fuera de la UE. Para mí eso es una línea roja, hacer eso sería perjudicar a la gente gravemente y yo no estoy de acuerdo.

¿Ha pagado usted las consecuencias de ese posicionamiento? ¿Se han resentido las ventas de Freixenet?

No. Es verdad que hay gente que ha decidido hacer boicot porque algunos me lo han dicho, pero le puedo asegurar que las ventas de Freixenet en su conjunto han ido mejor que el año anterior. Si ha habido algún tipo de boicot ha sido irrelevante.

¿Qué parte de responsabilidad de ese auge del independentismo la tiene el Gobierno central, por no aceptar peticiones como la mejora de la financiación?

Es un hecho real que no ha habido el diálogo suficiente y que no se han querido buscar acuerdos en cosas que son razonables. Ha faltado diálogo por las dos partes.

Por último, la supresión de la cuota cameral puso en apuros a muchas de estas instituciones, ¿cuál es la situación de las Cámaras de Comercio estos momentos?

Mire, hay un principio que es lo que se denomina sentido de utilidad. Yo creo que si eres útil tienes que seguir y, si no es así, tienes que desaparecer. Y yo creo que el sistema cameral tiene una utilidad, sobre todo para las pymes. Si la gran asignatura pendiente de la economía española es la salida al exterior de la pymes, la internacionalización, pues, oiga, una institución que apoya esto es fundamental. Lo que hay que hacer es mejorar la articulación y la vertebración del sistema cameral para que sea lo más eficiente posible y eso es lo que intentamos.

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