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Pepe ya no quiere irse a Alemania

La mejora de la situación económica provincial resta atractivo a las ofertas de trabajo en el país teutón

Pepe ya no quiere irse a Alemania

Una formación sólida, experiencia y buena disposición. Son algunas de las cualidades que más aprecian las empresas alemanas en los trabajadores españoles, los motivos por los que muchas de ellas han recurrido a nuestro país para completar sus plantillas durante los últimos años, aprovechando la elevada tasa de paro que provocó la crisis. Una oportunidad para muchos profesionales que se quedaron en el paro tras el estallido de la burbuja inmobiliaria que, sin embargo, ha empezado a perder atractivo en los últimos meses, a medida que la recuperación aumenta las posibilidades de encontrar empleo cerca de casa.

Una tendencia que se empieza a percibir sobre todo en el caso de aquellos oficios más especializados, como han podido comprobar en la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), donde, después de cuatro ejercicios con una demanda masiva, este año no han logrado completar la veintena de plazas para instaladores de electricidad y frío industrial que gestionan en el país teutón junto con la empresa de selección de personal POD Int. Personalberatung.

«Lo normal es que tuviéramos entre 50 y 60 candidatos para elegir, pero en esta ocasión sólo se han presentado una docena y sólo siete cumplían con los requisitos», explica el secretario general de Fempa, Luis Rodríguez, quien señala que estuvieron a punto de suspender el proceso de selección, previsto para próximo viernes. Y Alicante no parece ser un caso aislado: «Desde la empresa alemana que hace de intermediaria nos han comentado que les está ocurriendo lo mismo en Valencia y en otros provincias donde realizan estos procesos», apunta el ingeniero de la Federación Pablo Losada.

Más inversión en instalaciones

En el caso de Alicante, la clave de esta cambio de actitud está en la buena marcha del sector turístico. «El verano ha sido muy bueno para la hostelería y eso se ha traducido en una mayor inversión en el mantenimiento o en la puesta en marcha de nuevas instalaciones, lo que ha beneficiado a este tipo de profesionales, que ahora tienen más fácil encontrar trabajo aquí», explica Losada. A ello hay que unir la reactivación del sector de la construcción, que también supone otro foco de empleo para electricistas, fontaneros, expertos en climatización y el resto de perfiles que demandaban las compañías industriales alemanas.

Tanto es así, que las empresas germanas han empezado a rebajar sus elevadas exigencias -por ejemplo, ahora exigen menos años de experiencia a los candidatos- y también han mejorado las condiciones que ofrecen. Así, el sueldo de partida ha subido hasta los 1.760 euros brutos mensuales frente a los 1.600 de años anteriores y también se ofrecen a pagar el primer vuelo del trabajador hasta Alemania. Además, se les garantiza que dispondrán de un alojamiento en condiciones por menos de 300 euros mensuales y se les recuerda que el Gobierno alemán ofrece ayudas de hasta 190 euros para la crianza de los niños. A cambio, eso sí, exigen al menos un año de compromiso. «No todo el mundo es capaz de adaptarse y hablamos de que quiere una relación laboral a largo plazo», explica el ingeniero de Fempa, cuya agencia de colocación se encarga de buscar los perfiles más adecuados en cada ocasión.

En este caso, lo que se busca son personas de entre 20 y 45 años, con titulación de FP y todas las certificaciones necesarias y experiencia profesional. Los escogidos reciben un cursos intensivo de tres meses de alemán especializado, que se imparte en las instalaciones de la Federación antes de su partida.

A pesar de todo ello, lo cierto es que todavía son muchos los que están dispuestos a hacer las maletas para buscarse la vida en otro país -en especial, entre los recién licenciados- y desde el inicio de la crisis ya son más de 15.600 los alicantinos que han emigrado en busca de mejores oportunidades. La buena noticia es que muchos de ellos también empiezan a regresar, una opción que el año pasado tomaron 1.379 alicantinos.

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