O el Consell da todo su apoyo a la IFA o muere. Ésa es poco menos la conclusión que se desprende del borrador del informe que ha elaborado la auditora Deloitte de las cuentas de 2014, que deben pasar por el comité de dirección que se celebra esta tarde. El documento, que ya se ha distribuido entre los miembros del órgano directivo, no puede ser más contundente: el futuro pasa por «la continuidad del apoyo financiero y operativo de las instituciones vinculadas a la Generalitat». La situación de quiebra en la que se encuentra la entidad lleva a la firma auditoria a esa contundencia. No en vano, de la memoria económica se desprende que 2014 se cerró con unas pérdidas que llegaron a los 632.506 euros, y lo peor es que la falta de liquidez es total y absoluta: el resultado de restar el excedente del ejercicio al fondo social dio una cifra negativa que ya supera los 5,6 millones de euros. Es verdad que el negocio operativo -ferias y eventos varios- sólo arroja unas pérdidas de 279.000 euros, llegando así a los mejores registros desde 2009, pero ni por ésas ha mejorado la perspectiva para la institución, lastrada por la deuda derivada de su macroproyecto de ampliación.
De entrada, en el borrador, la firma da un tirón de orejas a la cúpula de IFA: el trabajo de fiscalización está avanzado, pero falta documentación. A partir de ahí entra en harina y va exponiendo una serie de «salvedades» a las cuentas presentadas. Es ahí donde deja claro que la institución ferial -que forma parte del sector público valenciano desde 2014- sólo puede salir adelante si el Consell acude a su rescate. En este sentido, achaca esta complicada situación al proyecto de ampliación -proyecto éste que la auditora tacha de «ambicioso»- y la deuda que de ahí se ha derivado, aunque admite que, de retomarse la ejecución, permitiría al recinto ampliar su actividad y mejorar su rentabilidad de cara a los próximos ejercicios. A esa ampliación, de hecho, es a lo que la auditora atribuye ese fondo de maniobra negativo, y lo que hace necesaria la financiación adicional para acabar la urbanización.
Ahora bien, no es ésta la única observación: la firma alerta de que IFA ha incluido dentro del valor de los terrenos gastos financieros asociados a su adquisición y otros costes de publicidad y de promoción del proyecto. Al respecto, avisa de que, en el caso de la institución ferial, la normativa no lo permite, hasta el punto de que, sacando fuera esos gastos, las pérdidas de 2014 se incrementarían en 1,5 millones de euros más y en 1,7 millones en 2013. Eso, evidentemente, también tendría sus efectos en las reservas, que en 2014 se reducirían en 5,5 millones.
Ese borrador da un paso más y también muestra su discrepancia con la valoración que se ha hecho de terrenos y construcciones, por estar por encima de lo que marca el mercado en estos momentos. El documento, no en vano, sostiene que no evalúa la «razonabilidad» del valor neto contable del IFA Arena -al que se le asigna un importe de 43,1 millones en las cuentas- y de los terrenos y construcciones del pabellón II -valorado en 17,4 millones-, y no lo hace porque la auditora mantiene que no hay información actualizada y elaborada por un experto independiente. Sea como sea, sí incide en que la crisis ha hecho caer los precios y que, por tanto, de tener esa tasación bajo el brazo, el valor de esos activos se habría cifrado por debajo. Por si con eso no lo hubiera dicho todo, también se queja de que la auditoría de 2013 ya se pronunció en esos mismos términos.
Con estos puntos de partida, habrá que ver qué pasa esta tarde, y si las cuentas acaban saliendo adelante. Al fin y al cabo, IFA también tiene su sector crítico -Enrique Martín y Luis Ángel Mateo han dado muestras en este sentido en otras ocasiones- y a ello se suma la incorporación de un nuevo director general de Comercio y Consumo, Natxo Costa, hombre de plena confianza del conseller de Economía, Rafa Climent, quien no ha escondido sus recelos hacia la gestión que se ha hecho en el recinto.
