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Cultivos que crecen en la provincia de Alicante

Los agricultores apuntan a la granada y al brócoli como las producciones de moda por la expansión de los últimos años, y empiezan a introducir el cáñamo con vistas al futuro. La aceptación del caqui y el aguacate hace que se dispare el interés

El cáñamo es un cultivo que se está implantando dentro de forma experimental en algunas zonas de la provincia. LOINO

La granada mollar de Elche conseguía hace apenas unos días la protección nacional transitoria, como paso previo a la declaración de la denominación de origen. Sin embargo, esto no es más que la punta del iceberg. A lo largo de los últimos años, mil y un estudios han avalado las extraordinarias propiedades que tiene este fruto para la salud, lo que no sólo ha hecho que se dispare su consumo, sino también la superficie cultivada dentro y fuera del Camp d'Elx, hasta convertirse en una de las cosechas de moda. De hecho, la granada ocupa 2.627 hectáreas en toda la provincia, de las que 1.577 están localizadas en el Baix Vinalopó, según las estadísticas de la Conselleria de Agricultura al cierre de 2014, pero su influencia ha ido más allá, y ha traspasado las fronteras de Alicante. La situación ha llegado a tal punto que, según los datos que maneja el secretario local de la Unió de Llauradors en Elche, Santiago Pascual, en los últimos cinco el crecimiento anual en superficie cultivada se ha situado en el 10% de media, situándose a día de hoy por encima de las estadísticas oficiales, y todo ello pese a la grave crisis que experimentó este frutal en los años ochenta por su escasa rentabilidad. Eso precisamente también ha hecho que se haya comenzado ya a probar en algunos puntos de la provincia con otras variedades de granada más tempranas que la mollar, que comienza a recolectarse a finales de septiembre o principios de octubre, con el fin de tener frutos desde finales de agosto, y alargar la producción.

No obstante, el portavoz de la Unió en l'Alacantí y el sur de Alicante, Juan Miguel Montaner, hace una llamada de atención: «Se ha hablado mucho de la demanda que tiene el zumo de granada en Estados Unidos, por ejemplo, y muchos han visto ahí una oportunidad, pero no es real porque de momento no se ha disparado tanto esa demanda y, además, la granada para zumo siempre se paga más barata», alerta.

Sea como sea, la granada no es la única cosecha de moda, y ello a pesar de que, hoy por hoy, olivos, almendros, viñedos y cítricos siguen liderando el ranking en la provincia por lo que respecta a las hectáreas. La demanda en los mercados exteriores, el precio que se paga en el campo o simple y llanamente el hecho de que se trate de producciones que requieren menos cuidados acaban marcando las tendencias.

Precisamente lo que pide Europa es lo que ha llevado, como admite el presidente provincial de Asaja-Jóvenes Agricultores, Eladio Aniorte, a que el brócoli haya experimentado un crecimiento similar al de la granada. Tanto es así que, con 1.695 hectáreas en 2014, es la única hortaliza que se cuela en el top ten de cosechas en Alicante por superficie. No obstante, la mayor o menor plantación de un año a otro suele depender del precio que se paga de una temporada a otra.

También hay otras producciones que, hoy por hoy, apenas tienen presencia, pero que se están tratando de introducir de forma experimental con la vista puesta en el futuro. Es el caso del cáñamo, un cultivo que siempre estuvo muy ligado a la industria alpargatera y que vivió su máximo esplendor en la provincia desde finales de la guerra civil hasta la década de los sesenta del siglo pasado, cuando se acabó prohibiendo su cultivo. «El cáñamo se puede utilizar para obtener fibra, incluso para utensilios de pesca y también tiene aplicaciones en la industria farmacológica y cosmética, y, a ello, se suma que es una alternativa al trigo para preparar rastrojos», relata Aniorte. Por ello, aunque en la estadística del Consell al cierre de 2014 sólo había registradas seis hectáreas, todas ellas localizadas en Elche, este año se ha introducido esta producción en otros puntos de la provincia, especialmente en la Vega Baja, donde el presidente de Asaja estima que se podría haber llegado a las 50 hectáreas, con el fin de verificar si realmente puede ser rentable plantarlo.

El cáñamo, no obstante, no es la única asignatura pendiente. Entre los objetivos de Asaja también está lograr recuperar el algodón, asociado a subvenciones europeas en estos momentos, y que vivió sus años dorados en Alicante en los años sesenta y setenta, hasta llegar a desaparecer a finales de los ochenta.

También hay un interés renacido por cultivos como el caqui o el aguacate, hasta el punto de que, como apunta el portavoz de la Unió de Llauradors en el sur de Alicante, ya hay gente que ha empezado a plantearse arrancar los cítricos para sustituirlos por estos otros árboles, en este caso motivado por el precio que se está pagando por el kilo en el campo, y todo ello a pesar de que, como avisa Santiago Pascual, el caqui presenta la particularidad de que no es una producción que se adapte fácilmente a todas las zonas. En cualquier caso, es un interés muy incipiente: al cierre de 2014 había 20 hectáreas de caquis y 153 de aguacates.

Ahora bien, si hay un cultivo al que todas las miradas apuntan ése es el almendro. De entrada, con algo más de 23.000 hectáreas en la provincia, es el segundo producto en Alicante por superficie, aunque aún está muy lejos del boom de hace años. La demanda que están teniendo las almendras en otros mercados, y, especialmente, en los países asiáticos, junto a lo que cobra el agricultor por kilo, y todo ello en un marco en el que el tipo de cambio es favorable, ha hecho renacer el interés por estos árboles, por lo que los colectivos agrarios calculan que, de mantenerse esta tendencia, a la vuelta de dos años se podría convertir en el líder de los cultivos alicantinos, recuperando su estatus perdido.

La rentabilidad, sea como sea, es lo que también ha disparado el instrusismo, según la Unió: «La gente suele tender al arbolado porque no requiere tantos cuidados como las hortalizas, por ejemplo, que es una labor más esclava. Se puede poner el riego por goteo y los trabajos que requiere son muy puntuales. Eso ha hecho que mucha gente que no se dedica a la agricultura de forma profesional haya dedicado sus parcelitas a determinados cultivos, haciendo una competencia desleal al sector, y provocando en algunos casos que caigan más los precios», denuncia Montaner.

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