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La Navidad ya calienta motores en la provincia

El juguete, el turrón y los productores de uva de mesa confían en que la mejora del consumo de los últimos meses se prolongue hasta las fiestas y les permita aumentar su facturación

La Navidad ya calienta motores en la provincia

Aún quedan más de tres meses para el inicio oficial de las fiestas pero en muchas poblaciones de la provincia la Navidad ya se deja sentir con fuerza. Sectores tan arraigados como el juguete o el turrón se preparan ya para una campaña que representa más del 70% de toda su facturación anual, mientras que en el Vinalopó los productores de uva de mesa también observan de reojo el comportamiento de los consumidores para preveer cómo será el cierre de una temporada en la que se espera casi un 20% más de producción.

Todos ellos miran con esperanza los últimos datos que indican un importante avance del gasto privado en España durante el primer semestre del año -que supera el 3%, según el INE- y confían en que el impulso sea suficiente para alcanzar hasta las próximas fiestas, lo que les permitiría aumentar su facturación por segundo año consecutivo. Una buena muy buena noticia si se tiene en cuenta que estos tres sectores dan trabajo directa o indirectamente a unas 30.000 personas en la provincia, según los cálculos de las distintas organizaciones empresariales, aunque sea sólo por unos meses.

Quienes más avanzado tienen ya el trabajo son los turroneros de Xixona, que arrancaron su producción el pasado mes de junio y se encuentran en estos momentos a pleno rendimiento, ultimando las partidas que se envían a la exportación, según explica el presidente del consejo regulador, José Enrique Garrigós. El sector fue uno de los menos golpeados por la crisis, según sostiene el empresario, y desde hace ya un par de años ha conseguido recuperar las cifras de fabricación anteriores al estallido de la burbuja inmobiliaria que se llevó por delante buena parte de la economía nacional. En total, más de 20 millones de kilos de todo tipo de dulces -además de turrón, cada vez pesa más el chocolate y otros postres-, de los que más de dos terceras partes se consumirán exclusivamente durante las fiestas.

«La verdad es que pronosticar cómo irá la campaña se hace muy difícil cuando tus ventas se concentran tanto, pero creemos que, como mínimo, repetiremos las cifras del año pasado e, incluso, que las superaremos porque el consumo se ve más animado», explica el también propietario de una de las fábricas con más solera del municipio. No sería un mal resultado porque la pasada campaña se cerró con un aumento del 3,5% en el mercado nacional y en lo que va de año la exportación acumula un incremento cercano al 5%.

No obstante, el sector también ha tenido que hacer frente a un importante problema: la subida de alrededor del 45% en el precio de la almendra. Un encarecimiento provocado por la mayor demanda internacional de este fruto seco -sobre todo por parte de países emergentes como China, India o Rusia-, la mala cosecha en Estados Unidos y la caída de la producción también en la provincia por la sequía.

El resultado es que el turrón será este año entre un 15% y un 18% más caro, lo que enturbia estas perspectivas de recuperación. «En el caso de la exportación, la caída del tipo de cambio del euro con respecto al dólar nos ha ayudado -la moneda europea ha pasado de cotizarse a 1,37 dólares a rondar los 1,12 este año-, lo que hará que el consumidor final no note el aumento, pero aquí sí que se verá. Esperemos que no afecte demasiado al tratarse de un producto de consumo tan puntual», razona Garrigós.

Una esperanza que también comparte Andrés Cortijos, el director general de otra de las grandes firmas del sector, Confectionary Holding, propietaria de marcas tan conocidas como El Lobo o 1880. «En lo que va de año el gasto de la cesta de la compra se ha incrementado entre un 2% y un 3%, y en Navidad siempre tendemos a relajarnos más, por lo que esperamos que la campaña sea buena», señala Cortijos.

Es más, el ejecutivo confía en que la mejora de la situación económica que se empieza a percibir suponga también que los compradores se decanten por «productos de más valor». Es decir, por un lado, que se produzca un repunte de las ventas de marcas propias de los fabricantes frente a las marcas blancas de las cadenas de distribución, que en los últimos años han acaparado casi un tercio del mercado. Y, por otro lado, que apuesten con formatos novedosos, como los surtidos o los envases de porciones individuales. Esta última es una de las vías por las que está creciendo el sector últimamente, según confirma también José Enrique Garrigós.

En el caso de la compañía propietaria de El Lobo, asegura que el repunte esperado, junto con el crecimiento orgánico propio de la firma, permitirá que este año aumente la contratación entre un 10% y un 15%. En su conjunto, el sector ocupa en Xixona a unas 2.000 personas.

También son positivas las perspectivas entre los productores de uva de mesa embolsada del Vinalopó. Aunque en este caso su dependencia de la Navidad es menor -entre Nochevieja y el resto de las fiestas se calcula que se consume entre el 10% y el 15% de la producción-, estos días de fiesta pueden suponer la diferencia entre una buena y una mala campaña. De momento, si las condiciones climatológicas no se tuercen durante los próximos meses, las previsiones apuntan a un aumento de alrededor de un 20% en la cosecha, ya que frente a los 40 millones de kilos que se recogieron el año pasado, este ejercicio se espera llegar hasta los 48 millones, según explica el presidente de la denominación de origen, José Bernabeu.

«Hasta ahora todo pinta bien. La vendimia ha comenzado según lo esperado y lo único es que los precios están algo bajos», apunta Bernabéu. En concreto, los agricultores están recibiendo entre 0,50 y 0,65 euros por kilo en el campo, una cantidad que este año parece poco ante «el aumento de los costes de producción que se ha registrado», explica el presidente de la DO.

Se refiere así al gasto extraordinario que los agricultores se han visto obligados a realizar este verano por culpa del excesivo calor, que les ha forzado a regar más de lo habitual para evitar que la fruta se perdiera o se quedara con un calibre insuficiente. Una mayor demanda que, además, ha contribuido a incrementar el precio del agua.

El impacto social de la uva en la comarca del Vinalopó es especialmente significativo ya que, entre el embolsado, la recolección y la limpieza y envasado en los almacenes llega a ocupar hasta 11.000 personas. Una cifra que no se prevé que se incremente «aunque seguramente los trabajadores harán más horas este año», apunta José Bernabeu.

Sin embargo, sí habrá necesidad de más mano de obra si se consolida la tendencia que parece haberse iniciado hacia un aumento de la superficie cultivada. «Hay algunas explotaciones familiares en las que se ha producido el relevo generacional y que quieren ir a más», señala el presidente de los productores de uva. Sólo el tiempo dirá si serán suficientes para compensar el abandono de pequeñas parcelas que también se sigue produciento en el sector, a medida que se producen más jubilaciones.

Pero, sin lugar a dudas, quienes más pendientes están estos días de la evolución de las cifras de consumo son los jugueteros. Al tratarse de un producto más caro, la situación económica de las familias sí que influye mucho más en sus ventas que en los casos anteriores que, al fin y al cabo, son productos alimentarios. Por eso el presidente de la patronal del ramo, José Antonio Pastor, cruza los dedos para que se mantenga la tendencia de la primera parte del año, en que ha habido un paulatino incremento de la facturación en el mercado nacional mes a mes, que en agosto ha llegado a situarse en el 11% sobre las cifras conseguidas en el mismo periodo del año pasado.

Se conseguiría, así, superar las cifras del año pasado, cuando el sector ingresó 984 millones de euros en el mercado nacional, un 3,2% más; y las exportaciones de las jugueteras de todo el país repuntaron otro 6,7%, hasta los 454 millones. De estas cantidades, hasta el 70% se factura en Navidad y, por desgracia para los fabricantes, cada vez más tarde.

Así, Pastor destaca que la propia campaña de producción para el mercado nacional se inicia cada vez más tarde y, de hecho, ya es habitual que no arranque hasta el mes de octubre. «Las grandes cadenas de distribución no quieren quedarse con stock, así que no se arriesgan y hacen los pedidos a última hora, cuando ya intuyen qué va a ocurrir con la campaña», apunta Pastor. Una situación que supone una desventaja para el sector, que se ve forzado a concentrar el esfuerzo de fabricación en unas pocas semanas, pero también una ventaja «ya que sólo los fabricantes nacionales tienen capacidad para reaccionar con tan poco tiempo, lo que favorece el producto local frente a las importaciones, que necesitan meses entre que se realiza el pedido y se sirve».

En cualquier caso, lo cierto es que el sector ha logrado adaptarse a esta dinámica gracias a que las empresas han externalizado la mayor parte de los procesos a empresas auxiliares, mientras que se han reservado para sí únicamente aquellas partes de mayor valor añadido, como el diseño, el márketing o la inyección de plástico. Así, las firmas jugueteras emplean en la provincia a unas 3.000 personas directamente, pero la cantidad se dispara hasta las 18.000 si se suman también las contrataciones en las industrias auxiliares que, eso sí, no atienden únicamente a este sector, sino que también han diversificado su clientela para tener trabajo durante todo el año.

En cuanto a la estrategia para mantenerse y seguir creciendo, algunas firmas como Miniland, en Onil, han optado por la especialización, en este caso, en el juguete educativo. Una decisión que les ha permitido repartir sus ventas mucho más a lo largo de todo el año, según explica su portavoz, Ginés García. También en este caso se nota la mejora del consumo: «Se percibe más ánimo entre los distribuidores, piden más producto para llenar el lineal», asegura García. La otra clave es la internacionalización, cada vez más necesaria.

Por su parte, las grandes firmas como Famosa apuestan por potenciar sus marcas más conocidas, como Nancy o Nenuco, aunque este año esperan un crecimiento especialmente significativo en la línea de productos de Pinypon y de Mutant Buster, para la que, por primera vez, la juguetera alicantina ha decido crear una serie de televisión que se estrena el próximo 10 de octubre, según explica el «chief marketing officer» de la firma, Eduardo Garagorri. Así, al igual que el resto del sector, la multinacional también confía en que se mantenga la «buena tendencia» de los primeros meses del año y «se supere el crecimiento del año anterior». Ahora sólo falta esperar tres meses.

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