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La provincia gana más de 4.000 empresas en el último año pero sólo 630 tienen empleados

El tejido productivo alicantino empieza a recuperarse marcado por el fenómeno del autoempleo, que copa el 85% de los nuevos negocios

Tras seis años de una crisis económica sin precedentes, por fin la economía alicantina ha dejado de destruir empresas y ha empezado a recuperar parte del tejido productivo perdido. Pero el problema es que la inmensa mayoría -hasta el 85%- de los nuevos negocios que se crean son, en realidad, autónomos sin trabajadores a su cargo, lo que está contribuyendo a atomizar aún más la actividad económica de la zona, ya muy marcada tradicionalmente por el excesivo peso de las micropymes, con todo lo que ello conlleva.

Aún así, el cambio de tendencia ya es indudable. De acuerdo con los datos del Directorio Central de Empresas que elabora el Instituto Nacional de Estadística, la provincia ha iniciado el año con 4.049 negocios en activo más que en el ejercicio anterior, al pasar de los 126.389 que se registraban al arrancar 2014 a casi 130.500. Un incremento del 3,2% que contrasta con los descensos continuos contabilizados desde 2009 y que es superior al aumento medio del número de empresas contabilizado a nivel nacional, que fue del 2,2%. Es decir, que la provincia vuelve a mostrarse más dinámica que el resto, lo que no deja de ser una buena noticia.

No obstante, si se mira la evolución en función del número de trabajadores de cada compañía, lo que se observa es que casi toda la mejora se debe al aumento del número de negocios sin asalariados. Es decir, gracias al autoempleo. En concreto, hasta 3.419 de las 4.049 empresas que ganó la provincia el año pasado eran, en realidad, autónomos sin empleados a su cargo. Por el contrario, las empresas con algún asalariado sólo aumentaron en 630, y el mayor aumento se dio entre aquellas que no llegan a los 1o empleados.

Todo esto ha contribuido a que las micropymes, las que tienen una plantilla de menos de 10 personas, ganen aún más peso en la economía provincial. Si antes de la crisis ya suponían el 94% del tejido productivo alicantino, ahora alcanzan el 96,1% de todos los negocios en activo.

Por el contrario, apenas existen 207 empresas que superen el centenar de trabajadores contratados y sólo ocho con más de un millar. Alicante ya no cuenta con ninguna gran firma que supere los 5.000 empleados.

Optimismo en la patronal

Ante estos datos, el presidente de la patronal alicantina Coepa, Moisés Jiménez, se muestra optimista y cree que «lo importante es que se creen nuevos negocios», ya que es el primer paso para que luego puedan «crecer y necesitar más plantilla». «Está claro que no es la situación ideal, pero las pymes también tienen ventajas: tienen más flexibilidad y más capacidad de adaptación y, además, las nuevas tecnologías también facilitan que haya empresas más pequeñas que puedan competir con las grandes. Por ejemplo, gracias a Internet ahora las pymes tienen más fácil exportar».

Sin embargo, no lo ven igual ni el presidente del Colegio de Economistas de Alicante, Francisco Menargues, ni la responsable de Empleo de UGT en l'Alacantí y la Marina, Yaissel Sánchez. Menargues considera que «es positivo que el tejido productivo empiece a recuperarse» pero también que el tamaño excesivamente pequeño de las empresas alicantinas suponen una dificultad añadida para muchas cosas. «En todas las encuestas de coyuntura que realizamos desde el Colegio el inadecuado tamaño de las compañías aparece siempre como el segundo o tercer mayor problema que ven los profesionales en la zona». ¿Por qué? «Porque las pymes tienen menos recursos para invertir en innovación y, por tanto competir, y también porque lo tienen más complicado para salir al exterior», apunta el economista.

La responsable sindical coincide con este argumento y lamenta que, en realidad, gran parte de esta recuperación empresarial «se deba a la falta de alternativas de muchos parados, que se dan de alta como autónomos para poder cotizar». «No creo que sea un motivo de felicitación, todavía, sobre todo porque habrá que ver cuántos resisten dentro de un año», señala Sánchez.

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