Los índices macroeconómicos empiezan a apuntar desde hace unos meses a la recuperación, y eso, poco a poco, también va calando entre el empresariado. Sin ir más lejos, así lo constata la tercera edición del Barómetro de Empresa Familiar, realizado por la consultora KPMG en colaboración con las asociaciones territoriales vinculadas al Instituto de la Empresa Familiar. La consulta no sólo pone de manifiesto que esas mejorías ya han comenzado a tener incidencia en factores clave como el empleo o la facturación, sino que, además, las compañías son más optimistas sobre su futuro más inmediato. Ahora bien, todavía creen que es necesario impulsar cambios en el entorno regulatorio, unos cambios que, a día de hoy, pasan por la rebaja de los impuestos, junto a una legislación laboral más sencilla, una simplificación de la normativa fiscal y, por supuesto, menos burocracia. Y es que sí, es verdad que las empresas ya ven la situación con otros ojos, pero la disminución de la rentabilidad es, de largo, uno de los principales desafíos a los que se enfrentan en estos momentos, seguida de la incertidumbre política o el incremento del coste de la energía.

De entrada, el documento pone en evidencia que las perspectivas han mejorado, hasta el extremo de que el 64% de las empresas familiares tiene una visión optimista de los próximos seis meses, manteniendo así la tendencia positiva que ya se reflejó en la encuesta de junio de 2014. Los datos cobran más importancia si cabe si se tiene en cuenta que hace ahora un año sólo el 42% miraba hacia adelante con optimismo, frente al 25% que tenía una visión muy negativa de su futuro más inmediato.

Precisamente es esa percepción de que la recuperación comienza a tomar visos de realidad lo que, al final, tal y como señalan los empresarios, ha llevado a que una de cada dos compañías familiares españolas haya incrementado su plantilla y su facturación en los últimos seis meses, según la encuesta que acaba de hacerse pública, con unos porcentajes muy en la línea de los que ofrece en su conjunto el barómetro elaborado entre negocios de 18 países europeos. De hecho, el 46% de las firmas nacionales creó puestos de trabajo en el último medio año, frente al 25% de diciembre de 2013, y sólo el 13% admite que redujo empleo. Mientras, la cifra de negocio se duplicó respecto a un año antes. Por contra, la actividad en el extranjero siguió aumentando, aunque a menor ritmo que un año antes: los empresarios que han intensificado su presencia exterior se sitúa en el 67% frente al 74% de finales de 2013. Sin embargo, esta vocación por salir fuera está todavía muy por encima de la media europea, donde se queda en el 50%. Esas mejores perspectivas también hacen que tres de cada cuatro empresas confíen en invertir más, fundamentalmente en la actividad principal de ese negocio, seguidas por otras en internacionalización y diversificación. En esta línea, casi la mitad creen que es el momento de invertir en España para ampliar la cuota de mercado y, en caso de salir de salir fuera, optan por el resto de países europeos, Sudamérica y Asia, por este orden.

Sea como sea, los empresarios españoles tienen claro que, por mucho que empiece a recuperarse la confianza, en el ámbito regulatorio aún son necesarios cambios para reducir la presión fiscal, para simplificar la normativa laboral y tributaria, y para reducir la burocracia, especialmente en lo que a los impuestos se refiere. Las prioridades son prácticamente similares a las que se desprenden del barómetro en el que se incluyen las empresas europeas, aunque en este caso preocupa más lograr una legislación laboral más sencilla y la reducción de trámites.

Esa mejora en los índices de confianza entre los propietarios y directivos tampoco les ha hecho perder de vista el que, a día de hoy, siguen considerando el principal problema: la disminución de la rentabilidad, como señala el 58% de los encuestados españoles, frente al 47% de la media europea. A ello, el 31% de los empresarios añaden la incertidumbre política, frente al 27% del conjunto de Europa; y el incremento en el coste de la energía, como indican el 28% de los consultados españoles. En cualquier caso, la financiación ha dejado de ser un problema para este tipo de mercantiles, y casi ocho de cada diez empresas afirman no haber encontrado obstáculos para acceder a créditos.