La pronunciada caída del precio del petróleo, que ayer volvió a marcar un nuevo mínimo desde 2009, y, sobre todo, la devaluación que está experimentando el euro podrían convertirse este año en un poderoso aliado para los exportadores de la provincia. Al menos así lo estiman desde la Cámara de Comercio, donde consideran que la actual conyuntura podría ser una buena oportunidad para incrementar la presencia de productos alicantinos en mercados como los Estados Unidos o el sudeste asiático, donde el billete norteamericano es la moneda de cambio habitual para las transacciones internacionales.
En este sentido, el responsable del área de Internacional de la Cámara, Luis Ferrero, recuerda que la devaluación del euro «supone que todos nuestros productos pasan a ser más baratos y, por tanto, más competitivos» en todos los países bajo la influencia del «billete verde», que son la mayoría fuera de la Unión Europea.
Hasta ahora, la rápida reacción de la Reserva Federal norteamericana para inyectar liquidez a su economía tras el estallido de la crisis, y el inmovilismo del BCE habían provocado que la cotización del euro se mantuviera muy elevada con respecto al dólar, a pesar de las dificultades por las que ha atravesado la moneda única en los últimos años con los sucesivos rescates. Sin embargo, desde el pasado verano la situación ha cambiado por completo tras la rebajas históricas de los tipos de interés y las medidas de compra de deuda impulsadas por Mario Draghi.
El resultado es que la cotización del euro ha pasado del entorno de los 1,40 dólares a los 1,1805 en que cerró ayer, un mínimo desconocido desde 2006 y que supone una caída cercana al 15%. Una diferencia que ahora puede suponer toda una ventaja competitiva para los exportadores alicantinos, según Ferrero. En este sentido, hay que recordar que Estados Unidos ya es el sexto cliente de la provincia en el exterior, con unas compras superiores a los 173 millones hasta octubre, y China ocupa la 11ª posición, con unos 97 millones.
Por su parte, el desplome del petróleo -que ayer bajó de los 50 dólares por barril por primera vez desde 2009- supondrá un abaratamiento de los costes de transporte y también de los costes de producción al rebajar la factura energética de las empresas. No obstante, Ferrero señala que los efectos pueden ser más limitados ya que la caída del precio del crudo no se traslada en su totalidad al coste final de los carburantes.
Aún así, este abaratamiento del petróleo podría favorecer una mayor reactivación del consumo en la eurozona, que también beneficiaría de rebote a las exportaciones de la provincia. La contrapartida es que bajarán las ventas -ya lo están haciendo- a países emergentes como Rusia, Brasil o los países árabes, que también eran buenos clientes.
