Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bruselas rechaza penalizar la gestión del Consell en el reparto de fondos del plan Juncker

La Comisión Europea asegura que los proyectos de carácter transnacional, como el Corredor Mediterráneo, serán prioritarios

La sede de la Comisión Europea en la ciudad de Bruselas EFE

La gestión en la Comunidad Valenciana está cuestionada en las instituciones europeas. La imagen en absoluto es la mejor, y casos como la sanción por las ayudas a Ciudad de Luz o la investigación que ha abierto Bruselas por presuntamente haber maquillado las cifras de déficit no han ayudado en absoluto. Sin embargo, desde la Comisión Europea aseguran que esa situación no acabará penalizando al Consell a la hora de optar a proyectos dentro de la lluvia de millones anunciada por el presidente del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Junker, que pretende movilizar ni más ni menos que 315.000 millones en toda Europa para relanzar el crecimiento.

En teoría, el Gobierno de Fabra optará en igualdad de condiciones, puesto que lo que primará en última instancia es el proyecto en sí, más allá de territorios y áreas, y sin entrar a valorar más nada que la propuesta en sí. De momento, la Generalitat ha presentado unos 70 proyectos por un importe total que ronda los 500 millones, según confirmaban hace sólo unos días desde la Conselleria de Hacienda, y, de momento, también, ni esa gestión tan cuestionada, ni las sanciones, ni las investigaciones en marcha ni un eventual incumplimiento del déficit penalizarán a la Comunidad. O eso es lo que mantienen desde la Comisión. Más claros al respecto no se pueden mostrar: «No va a influir para nada en la evaluación. La elección de proyectos se va a basar en criterios técnicos y basados en el valor añadido que ofrezcan. En absoluto se van a mezclar aspectos políticos», sentencian de forma contundente desde la UE.

Sin embargo, lo cierto es que el denominado plan Juncker todavía está muy en pañales, y a expensas de que se fijen los criterios que deberán reunir los planes presentados para poder aprovecharse de esas inversiones. A día de hoy, únicamente se ha dicho que tendrán que ser actuaciones económicamente viables con un valor estratégico, lo que supone que tendrán que ir en la línea de los objetivos de Europa o deberán tener un alto rendimiento socioeconómico o comercial, además de tener que iniciarse la actuación de aquí a 2017. Hasta ahí son todos los requisitos desvelados, y la UE tendrá que concretar más en breve.

El dinero se tendrá que devolver

Sí admiten desde las instituciones comunitarias que la selección dependerá de un grupo de trabajo integrado única y exclusivamente por técnicos, que decidirán cuáles entran y cuáles quedan fuera. Tampoco se han especificado las condiciones en las que se deberán devolver los préstamos que se den en el marco del plan Juncker, ni en qué condiciones entrará el capital privado. Y es que éste es otros de los puntos clave: no es un programa de ayudas a fondo perdido, sino un sistema de créditos para impulsar proyectos promovidos por la iniciativa pública, público-privada o simplemente privada.

El dinero se tendrá que devolver, o por lo menos casi toda la cantidad recibida, y sólo una parte mínima podrá tener la condición de ayuda. Por otro lado, fuentes comunitarias alertan de las aportaciones privadas se destinarán a los tramos más seguros, mientras que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la Comisión estarán en los segmentos que ofrecen más riesgos. «Eso permitirá ofrecer un valor añadido con riesgos mitigados», explican.

En la actualidad, ya se han identificado hasta 2.000 proyectos posibles por 1,3 billones de euros. Lógicamente, no todos llegarán al final. En estos momentos más de la mitad están relacionados con transporte o energía. En cualquier caso, la intención es que, a mediados de 2015, ya se puedan empezar a publicar en la web los proyectos que entran en el programa.

Sea como sea, lo cierto es que el plan ya ha comenzado a verse más como una propuesta que se asemeja más a un acto de fe que a un programa concreto, más allá de las cuestiones que a estas alturas están pendientes de que se definan. De entrada, son muchas voces las que ponen en tela de juicio las cuentas que hace la Comisión. En principio, está previsto que el BEI aporte 5.000 millones de euros, y otros 16.000 se inyectarán vía presupuesto comunitario. Ante este escenario, los cálculos que se hacen desde Bruselas apuntan que esos 21.000 millones tendrán capacidad de multiplicarse por 15 y llegar a movilizar hasta 315.000 millones. Para ello, se amparan en que la experiencia viene a decir que la capacidad «multiplicadora» del BEI en lo que a inversiones se refiere está en el 18 y en algunos casos llega al 20.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats