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China quiere menos mármol pero más calzado y alimentos alicantinos

El cambio de modelo económico del «gigante» asiático frena el envío de materias primas pero abre nuevas oportunidades

China ya no quiere ser sólo la fábrica del mundo. Desde hace unos años el Gobierno del país asiático se ha empeñado en dar un giro a su modelo económico para potenciar el consumo interno frente a la exportación y elevar el nivel de vida de sus ciudadanos. Un cambio de rumbo que ha abierto un nuevo mercado gigantesco para miles de empresas extranjeras pero que, por contra, perjudica a los que habían encontrado en el bajo coste de la mano de obra local una forma de abaratar sus productos o vivían de suministrarles las materias primas.

En el caso de Alicante esta nueva orientación de la economía china está empezando a frenar las exportaciones de mármol hacia el país asiático -un negocio en el que se refugiaron muchas compañías del sector durante los primeros años de la crisis económica para compensar la caída del negocio en el mercado nacional-, al tiempo que está abriendo nuevas oportunidades para el calzado, el vino o el chocolate que se producen en la provincia y que tienen en la nueva clase media de Shangai, Pekín o Hong Kong a unos preciados clientes.

«Estamos hablando de que ya hay más de 200 millones de chinos con un nivel de vida equiparable al europeo y de 400 millones que ya tienen una renta superior a los 10.000 dólares anuales», destaca el jefe del área de Internacional de la Cámara de Comercio de Alicante, Luis Ferrero, quien recuerda que la institución ha incluido a este país entre los elegidos para su programa «Exporta't», que identifica aquellos destinos con mejores perspectivas para las empresas de la zona que quieran vender sus productos en el exterior.

Evolución desigual

Los datos globales de la exportación de la provincia a China reflejan claramente este cambio de rumbo. Tras prácticamente duplicarse entre los años 2008 y 2011 -cuando el valor de los envíos pasó de 69,1 a 127,8 millones de euros-, en los últimos dos años el crecimiento se ha enfriado notablemente: en 2012 sólo creció un 2,5%, hasta los 130,9 millones; en 2013 lo hizo un 4,8% -una tercera parte que el conjunto del comercio exterior alicantino-; y en los dos primeros meses de este año incluso ha empezado a caer. Un 7,8%, según datos oficiales del ICEX. Sin embargo, como explica Ferrero, estos datos negativos se deben casi en exclusiva al sector de la piedra natural, que acapara más de la mitad de las exportaciones y retrocede, mientras que el calzado mejoró sus ventas casi un 23% el año pasado o el plástico un 42%.

El propio presidente de la asociación Mármoles de Alicante, Juan Antonio Santo, reconoce que el cambio de orientación del gigante asiático no le está sentando nada bien a su negocio. «Lo que enviamos son bloques de piedra en bruto que allí transforman en plaquetas y las vuelven a exportar. Pero con el aumento de costes laborales que ha habido en China el producto ya no resulta tan competitivo y se está notando», asegura el empresario, que cifra en un 35% el descenso en los dos primeros meses de este año y no se atreve a aventurar qué sucederá en el futuro. «En términos de empleo no tendrá gran repercusión en la zona, al ser piedra en bruto, pero afecta a la cuenta de resultados y el problema es que no hay recambio, no hay otra China», se lamenta. Santo tampoco ve posibilidad de beneficiarse del desarrollo del país asiático enviando material ya elaborado «porque los aranceles lo hacen imposible».

Estilo de vida europeo

Muy diferentes son las perspectivas para el sector del calzado, que ha pasado de importar de China gran parte de su producción a encontrar allí uno de sus mercados con más futuro. «El consumidor chino de clase alta adora la moda y el estilo de vida europeo y busca los productos fabricados aquí», explica la secretaria general de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), Marián Cano. Además, desde el punto de vista de la rentabilidad, se trata de uno de los mercados más interesantes para el sector, junto a Estados Unidos. Así, si el precio medio del par de zapatos exportado desde Alicante se sitúa en 17,76 euros, los que se envían a China alcanzan los 38,89 euros, más del doble, según explica la portavoz de los productores.

Cano destaca el gran recorrido que tiene por delante el sector y pone como ejemplo que la principal feria de calzado de la zona, la MICAM Shangai, sólo va por su segunda edición. No obstante, la secretaria general de Avecal también advierte de que se trata de un destino «complicado, con una cultura y una forma de hacer negocios muy distinta». Por eso, muchas empresas optan por buscar un socio local que les guíe y les evite problemas.

Al respecto, el responsable del área de Internacional de la Cámara recuerda, por ejemplo, que «en China piensan que un contrato siempre es renegociable» y, sobre todo, alerta de la necesidad de proteger la marca. «Más de uno se ha llevado la sorpresa de que el mismo con el que hacía negocios era el que le copiaba el producto», explica Luis Ferrero. Además, del sector de la moda, son el agroalimentario y el de hábitat -muebles, iluminación, etc- los negocios con más oportunidades en el país asiático, según la Cámara que, además, destaca que la forma de competir allí es con la marca y nunca con el precio, donde los productos locales son imbatibles.

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