El Banco Sabadell ya ha logrado desprenderse de aproximadamente un tercio de los activos inmobiliarios que heredó de la CAM, uno de los mayores retos que implicaba la adquisición de la antigua caja alicantina, según confirmaron ayer los responsables de la entidad durante el encuentro que tradicionalmente mantienen con los medios de comunicación como paso previo a la junta general de accionistas que se celebrará hoy.

En total, según explicó el director general financiero del banco, Tomás Varela, la entidad recibió de la CAM una cartera con un valor contable de aproximadamente 20.000 millones de euros en inmuebles, entre los que ya tenía adjudicados la caja en el momento de su intervención y los que estaban como garantía de créditos de dudoso o difícil cobro, la mayoría de ellos cubiertos por el Esquema de Protección de Activos (EPA) concedido a la entidad para ayudarle a digerir la integración. En los dos años transcurridos desde que el Sabadell tomó las riendas de la caja, la cifra ya se ha reducido en más de 6.000 millones, aunque los ingresos reales por la venta de estos activos sólo ronda los 3.000 millones de euros debido a los descuentos que ha tenido que aplicar el banco para conseguir colocarlos en el mercado, según las mismas fuentes.

De esta forma, el banco está incluso mejorando los objetivos que se marcó para deshacerse del «ladrillo» que tuvo que asumir al quedarse la CAM, según explicó Varela, a pesar de las dificultades con las que se encontró. Porque, como recordó el director general del Sabadell, los procesos judiciales que se siguen para los embargos o la necesidad de que el Fondo de Garantía de Depósitos -el responsable de pagar el EPA- autorice determinadas operaciones provoca que una parte significativa de los inmuebles no pueda venderse inmediatamente.

En este sentido, el propio presidente del Sabadell, Josep Oliu, destacó el papel que está jugando la inmobiliaria del grupo, Solvia, en la buena marcha de la venta de inmuebles y recordó que se trata de una «plataforma que también heredamos de la CAM, que tenía un problema tan importante con el ladrillo que se anticipó un año al resto de entidades y ya disponía de una importante estructura para vender los inmuebles que se adjudicaba». Así, Oliu señaló que Solvia fue la responsable del 14% de todas las compraventas de viviendas que se realizaron en España durante el pasado año, con alrededor de 18.000 operaciones cerradas.

Por este motivo, Oliu dejó claro que el banco no tiene intención de desprenderse de esta filial, como ya han hecho un buen número de bancos para captar fondos, ya que la considera como una parte «fundamental» del negocio y la entidad «no necesita mejorar su solvencia en este momento». Por el contrario, su objetivo es mantenerla y hacerla crecer para que «se configure como una empresa propia, que no sólo sirva para vender nuestros pisos», con la vista puesta en sacarla a Bolsa en un futuro a medio plazo.

El banquero catalán también mostró su satisfacción por la marcha de la integración de la antigua red de CAM en el grupo, que señaló que está «evolucionando muy positivamente». Así, destacó una vez más que se está cerrando la brecha de rentabilidad que existía entre las oficinas propias del Sabadell y las procedentes de la caja alicantina y que también la adaptación de la plantilla se desarrolla según lo previsto.

Foco en las pymes

En cuanto a los retos para el presente ejercicio, tras dar por cerrada la etapa de adquisiciones que le ha llevado a incorporar al Guipuzcoano, la CAM, Caixa Penedés, el Banco Gallego y el Lloyds, Josep Oliu señaló que la entidad se centrará este año en continuar con la «digestión» del ladrillo y en la concesión de créditos a pymes. Un mercado, el de las pequeñas empresas, en el que se están volcando todas las grandes entidades para generar nuevo negocio y compensar la caída de los préstamos a las familias, que aún seguirá durante al menos otro par de años, según las estimaciones del banco catalán.

La entidad también continúa con sus planes para internacionalizarse, siguiendo la estela de Santander y BBVA, para lo que ha apostado por el mercado mexicano. Como ya avanzaron sus responsables, el Sabadell pretende poner en marcha en el país azteca un nuevo banco desde cero. Para ello, un primer paso será la constitución de una Sofom (una entidad con capacidad para dar créditos sin posibilidad de captar depósitos), que más adelante dará paso a un banco tradicional. Se trata de un proyecto en el que se está volcando la entidad, como prueba el hecho de que el consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, excusara su presencia en la cita de ayer por encontrarse en México.

En España, el Sabadell centrará sus esfuerzos en Madrid, donde su cuota es muy pequeña debido al carácter periférico de todas las entidades que ha integrado en estos años. Allí quiere poner en marcha un nuevo modelo de banca, basado en un número reducido de oficinas pero de grandes dimensiones y un equipo de gestores personales que operarán a distancia y por internet para atender a los clientes.

Nuevo consejero

En cuanto a la junta de accionistas, además de la aprobación de las cuentas anuales del año pasado, que se cerraron con un beneficio de 247 millones de euros, uno de los puntos más relevantes será el nombramiento como consejero del mexicano David Martínez que, junto al colombiano Jaime Gilinski, se convirtió en el mayor accionista de la entidad durante la ampliación de capital que el Sabadell realizó el pasado otoño. Martínez sustituirá al propietario de Mango, Isak Andic, que renunció hace unos meses.

La junta también debe aprobar la renovación como consejera del banco de la presidenta de Coca-Cola Iberian Partners, Sol Daurella. Aunque no se espera que haya problemas para su designación, la agrupación de accionistas minoritarios NEM Sabadell, que agrupa a antiguos preferentistas de la CAM, ha anunciado que votará en contra para protestar por el ERE que está aplicando la embotelladora y que supondrá el desmantelamiento de la planta de Alicante.