Varón, parado desde hace más de un año, en la treintena o en primera mitad de los 40, casado, con estudios de Secundaria que no llegó a terminar y vecino de la comarca de l'Alacantí. En un momento en que el paro registrado el que se corresponde exactamente con el número de demandantes de empleo inscritos en el Servicio de Empleo Público Estatal da muestras de haber frenado el crecimiento salvaje que ha experimentado entre 2008 y este año, más de 200.000 personas en la provincia siguen sin trabajo. Son 220.586, según las listas oficiales, y 248.100 si se tiene en cuenta la última edición de la encuesta que utiliza la Comisión Europea para sus estadísticas, la Encuesta de Población Activa correspondiente al segundo trimestre de este año. Ambas cifras divergen porque tienen en cuenta parámetros distintos; mientras que el servicio de empleo sólo da fe de los parados que tiene en su sistema, la EPA incluye a todas las personas que manifiestan estar sin trabajo y buscando empleo, estén o no dadas de alta en el anterior registro.

Mientras el Instituto Nacional de Estadística termina el trabajo de campo para la tercera oleada del estudio, las variables del segundo trimestre son la referencia para dibujar el perfil mayoritario de las personas que buscan trabajo en Alicante. En ellas, el peso de los factores temporales que explican el desempleo mensual, como el hecho de que en septiembre el arquetipo del parado sea el de una mujer que vuelve al Servicio Valenciano de Empleo y formación (Servef) tras cumplir su contrato en hostelería o que en agosto sea un hombre procedente de la industria, queda desactivado para mostrar el retrato más realista del parado alicantino de la actualidad.

Edad: 25-44 años

El 47,2% de los parados tiene entre 25 y 45 años, una media de 35 años. La franja con menor ratio de inserción laboral, los mayores de 45, suponen ya un 38,6% del total del paro provincial.

Sexo: 50,2% hombres

El género mayoritario entre los sin trabajo ha variado durante los últimos siete años. Ahora se inclina levemente hacia el lado de los varones.

Experiencia: 93,6% ha trabajado anteriormente

El desempleado tipo ha trabajado antes de inscribirse en el Servef o empezar a buscar trabajo por su cuenta. En Alicante, sólo un 6% de quienes buscan trabajo no tiene ninguna experiencia.

Forma en la que buscan empleo: 94,9% por anuncios y contactos

Nacionaliad: 84,4% españoles

Formación: 37,3% estudios hasta bachillerato

Cerca de la mitad de quienes no tienen empleo dejaron de estudiar tras completar el bachillerato. Los trabajadores que no acabaron la Secundaria (23,9%) y quienes sólo cursaron Primaria (23,3%) son más de la mitad de los parados. Alicante tiene también un 15,3% de universitarios sin trabajo.

Estado civil: 48,1% casados

Frente a un 40,5% de solteros, el arquetipo local presenta a una persona casada que busca trabajo. Son alrededor de 119.300 personas en esta situación. Los divorciados y separados representan un 10% del desempleo. Sólo un 1,2% de los parados son viudos.

Sector: 55,2% en paro desde hace más de un año

De profesión, parado. Cuando se superan los 12 meses sin trabajar, las estadísticas no contemplan el sector de actividad del que procede el desempleado y lo incluye en la categoría «en paro desde hace un año o más». Esto significa que alrededor de 136.000 personas son parados de larga duración. Entre quienes sólo llevan meses en paro, el 25,2% procede del sector servicios, mientras que la construcción y la industria despidieron al 4,9% y al 7,5% de este colectivo que aún no ha cumplido un año en casa y sin empleo.

Procedencia: 25,3% vecino de L´Alacantí

El hecho de ser la comarca más poblada y con mayor actividad económica hace que uno de cuatro desempleados alicantinos proceda de l´Alacantí. Sin embargo, el mercado laboral del resto de zonas costeras muestra un comportamiento distinto en función de si se mira hacia el sur, donde Baix Vinalopó y Vega Baja concentran casi el 40% del paro provincial (cerca de 90.000 personas), o hacia las marinas, donde reside el 18% de los desempleados alicantinos. El interior, con menos habitantes y una actividad económica más libre de la estacionalidad de los servicios, se reparte el resto