Mientras el número de empresas sigue cayendo y todos los días se producen nuevos cierres de locales, cada vez son más los negocios regentados por ciudadanos extranjeros. Así, sólo durante el año pasado el volumen de trabajadores autónomos de otras nacionalidades aumentó en 452 en la provincia, al pasar de14.176 a 14.628, una cifra que contrasta con el descenso de 1.250 cotizantes registrados a nivel general, según el estudio que ayer presentó la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

En parte, esta apuesta por el autoempleo de los extranjeros se debe a la necesidad, ya que este colectivo presenta una tasa de paro muy superior a la media, del 35% frente al 28%, según señala el responsable del informe, Guillermo Guerrero. No obstante, lo que realmente marca la diferencia y explica el distinto comportamiento de nacionales y foráneos es el acceso a la financiación necesaria para poner en marcha los negocios. Mientras que la falta de crédito está frustrando las aspiraciones de muchos ciudadanos españoles, los extranjeros consiguen sacar adelante sus proyectos gracias a los préstamos informales de amigos, familiares o conocidos.

"Es una cuestión cultural. A nosotros nos parece raro pedirle 2.000 euros a cuatro amigos para reunir los 8.000 que necesitamos para montar una tienda pero entre los africanos o los chinos es lo normal", señala Guerrero. Además, los emprendedores extranjeros también suelen conformarse con cantidades más modestas para empezar.

Por nacionalidades, como viene siendo habitual en los últimos años, los chinos son los más activos, precisamente porque son los que disponen de redes más sólidas de soporte informal. Copan una de cada cuatro nuevas altas de autónomos extranjeros. En segundo lugar se sitúan los rumanos aunque en este caso lo hacen casi obligados debido a las restricciones que aún tienen para acceder a un trabajo por cuenta ajena. También hay más marroquíes, búlgaros o pakistaníes mientras que, curiosamente, la cifra de autónomos ingleses, alemanes o italianos que trabajan en la zona se ha reducido, según las mismas fuentes.

En cuanto a los sectores de actividad, el comercio es el principal refugio de los nuevos empresarios también entre los llegados de otras latitudes. Ya ocupa a 4.368 de ellos, lo que supone 212 más que en 2012. Otros 3.440 poseen bares y restaurantes y 911 se dedican a actividades administrativa.

Aunque en términos absolutos son menos, sólo 537, también resulta muy significativo el incremento del número de autónomos foráneos que se dedican al sector inmobiliario -83 más que hace un año-, un aumento que no se registra en el resto de provincias de la Comunidad Valenciana. Para Guillermo Guerrero los datos reflejan la reactivación de las ventas de viviendas a compradores internacionales que viene registrando la Costa Blanca en los últimos meses.

No obstante, este incremento de ventas aún no se ha trasladado a la construcción de nuevos edificios, el único sector donde el año pasado se redujo la cifra de autónomos extranjeros que, aún así, suman 1.813.

El responsable de ATA destaca, además, que muchos de estos nuevos empresarios están logrando consolidar sus negocios y que están creando nuevos puestos de trabajo.

En el conjunto de la Comunidad Valenciana, el número de autónomos extranjeros creció en 994 personas durante el año pasado frente al descenso de 6.144 trabajadores en la afiliación general.