De una forma muy cordial y con muy buenas palabras pero los presidentes de la Federación de Empresarios del Metal (Fempa), Guillermo Moreno, y de Coepa, Moisés Jiménez, dejaron ayer patente la distancia que aún separa a ambas organizaciones y que periódicamente sacude al mundo empresarial alicantino. Por si alguien lo dudaba, Moreno señaló que no piensan estar "de palmeros" en los órganos de gobierno de la patronal y que sólo participarán en el comité ejecutivo de la misma si se pone fin a las "irregularidades" y "se regenera realmente" este organismo. Mientras, Jiménez eludió comprometerse públicamente a integrar a Fempa en dicho comité y se limitó a decir que está "trabajando en ello" cuando fue preguntado al respecto.

Tras la bronca que el pasado jueves obligó a suspender la celebración de la junta directiva de la patronal provincial -Fempa amenazó con impugnar el encuentro por haber sido convocados los miembros de la junta saliente en lugar de los elegidos en la reciente asamblea electoral-, la casualidad quiso que ambos dirigentes empresariales presentaran ayer, junto al presidente de la Cámara de Comercio, José Enrique Garrigós, el nuevo salón sobre eficiencia energética que el próximo mes de mayo se celebrará en IFA, institución que también preside Jiménez. Tanto uno como otro se esforzaron por mostrar su mejor sonrisa durante el acto y señalaron que, en cualquier caso, el enfrentamiento que mantienen no es personal e incluso, al final del mismo, aceptaron darse la mano efusivamente cuando se lo pidió la prensa.

Sin embargo, al ser cuestionados por el incidente del jueves empezaron a aflorar las diferencias. Empezó Moisés Jiménez señalando que en una organización como Coepa, que agrupa a otras patronales, "es normal que cuando se trabaja pueda haber puntos de vista distintos y cada uno tiene su estilo y su forma de expresar las discrepancias", en referencia a las denuncias públicas que suele hacer la Federación del Metal. Guillermo Moreno recogió el guante y, sobre la fama de díscola que tiene su organización, apuntó que "no se puede ir siempre de palmero a todos los sitios. En todos los foros en los que estamos intentamos colaborar pero cuando hay algo que no nos gusta lo manifestamos". "Al final todos somos empresarios", intentó terciar el presidente de la Cámara.

Igualmente, el máximo responsable de Coepa evitó comprometerse públicamente cuando se le preguntó por la posibilidad de dar cabida a Fempa en el nuevo comité ejecutivo de la patronal para poner fin a años de rivalidades y de tensiones: "Estamos trabajando en ello y hay buena disposición", se limitó a decir.

El presidente de Fempa rechazó contestar en ese momento pero emplazó a los periodistas al finalizar el acto. Fue entonces cuando dejó claros los términos de la posible negociación: "Estaríamos dispuestos a entrar si realmente todos nos centráramos en trabajar y hacerlo bien. Pero si las circunstancias siguen como hasta ahora y no se pone fin a las irregularidades, no estaremos en el comité". Guillermo Moreno aludía así a las sentencias que han obligado a reformular las cuentas de la patronal provincial por diversas irregularidades contables y a lo que consideran una forma de actuar "poco participativa" del llamado "aparato" de Coepa.

Igualmente, la Federación del Metal exige que salgan del comité algunos empresarios a los que considera que "sólo se les incluyó en este organismo como premio por abandonar y debilitar Fempa" y que han impulsado una patronal del metal paralela. Se refiere, concreto, a Francisco Aznar, de la Asociación de Vendedores de Recambios de Automóviles (Aveca); Jaime Llinares, de la Asociación de Provincial de Empresarios de Montajes Eléctricos (Apeme); o Miguel Baena, de la Asociación de Ascensores. Todos ellos entraron en el comité de la mano de Modesto Crespo, cuya presidencia supuso el momento de mayor tensión entre las distintas organizaciones que forman Coepa.