­Ni Roberto López podrá salir de España ni María Dolores Amorós del territorio de la Unión Europea. Los dos últimos directores generales de la ya extinta CAM tienen limitados sus movimientos desde ayer por la tarde cuando el magistrado Javier Gómez Bermúdez dictó in voce las medidas cautelares que ha acordado en el procedimiento que está llevando desde la Audiencia Nacional y que pretende determinar si hay responsabilidad penal en la quiebra de la entidad de ahorros atribuíble a sus antiguos gestores.

Además de esta limitación en sus desplazamientos, el juez decidió también retirar los pasaportes a ambos y obligarles a comparecer cada quince días en el juzgado o la comisaría que les queden más cerca de sus domicilios. A falta de que el magistrado plasme en un auto su decisión y los argumentos en los que se ha apoyado para tomarla (lo que previsiblemente hará hoy) todo apunta a que con ello se busca evitar el riesgo de fuga de los dos imputados y que en el ánimo del magistrado también habrá tenido su peso la autonomía económica de los dos exdirectivos. La retirada efectiva de los pasaportes se materializará en las próximas horas.

Por contra, para sus otros tres compañeros de procedimiento (el expresidente Modesto Crespo y los exdirectores Vicente Soriano y Teófilo Sogorb), Gómez Bermúdez no ha adoptado medida cautelar alguna aunque los tres continúan imputados en este proceso.

Pese a que la decisión que ha tomado el juez, sin minimizar su alcance, dista bastante de la prisión provisional que planteaba el acusador particular y representante de medio millar de afectados por las cuotas participativas, los rostros de los dos últimos últimos responsables de la CAM al abandonar las dependencias de la Audiencia Nacional bien avanzada la tarde de ayer no podían ser más expresivos. Mientras Roberto López intentaba sin éxito esbozar una sonrisa con apariencia de natural (al jarro de agua fría de las limitaciones impuestas por el magistrado había que sumar, en su caso, las dos horas largas de declaración previa, la que tenía que haberse celebrado el jueves de la semana pasada y que tuvo que posponerse a ayer por problemas de agenda de su letrado, el catedrático de Derecho Penal Javier Boix), su excompañera en la gestión de la caja, que acudió acompañada por su letrado, el también penalista Carlos Saiz, a duras penas podía ocultar la contrariedad por el impacto de la noticia que acababa de comunicarle Gómez Bermúdez.

En la otra cara de la moneda, Modesto Crespo (la función institucional del expresidente fue decisiva, al parecer, para que no se tomarán medidas contra él) , Vicente Soriano y Teófilo Sogorb, quienes sin echar las campanas al vuelo y también sin hacer declaración alguna (ni a la entrada ni a la salida) se marcharon de la Audiencia con el gesto algo más relajado, aunque sin estricencias, al que lucían cuando unas horas antes habían llegado.

La exdirectora vuelve a marcar el territorio

Al igual que ocurrió el viernes pasado, cuando acudió a su cita con el juez Gómez Bermúdez para prestar declaración por la debacle de la entidad de ahorros que dirigía, la presencia de María Dolores Amorós en el juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, cambió el paisaje de unas dependencias en las que, hasta su llegada, abogados y periodistas departían con normalidad sobre los temas más dispares sin síntomas de incomodo por parte de nadie. El viernes hizo expulsar a los periodistas de la antesala del juzgado y ayer, también.