El ministerio de Fomento se plantea la instauración de una especie de "peaje blando" en la red de autovías, hasta ahora gratuitas, con el que poder afrontar el coste de mantenimiento de los más de doce mil kilómetros de carreteras de alta capacidad, de las cuales, la mayoría -8.300 kilómetros- corresponden a la administración general del Estado. La idea del establecimiento de dicho peaje, que podría enmarcarse dentro de los planes de "optimización del uso e inversiones en las infraestructuras", no es nueva. La patronal de las grandes constructoras Seopan -entre las que se encuentran ACS, Ferrovial, FCC, Sacyr o Acciona-, ya propuso esta salida al Gobierno el pasado año, e incluso realizó un informe en el que se concluía que la recaudación podría ascender a cerca de 1.800 millones de euros realizando los cálculos sólo sobre las autovías de titularidad estatal y contando con un peaje extendido a particulares y transportistas sólo en viajes de larga distancia; dos tercios de la recaudación procedería de los turismos.

Este último dato es importante, puesto que la cifra para el mantenimiento de las autovías presupuestado por el ministerio de Fomento asciende a 873 millones, una cifra muy inferior a la que barajan las grandes constructoras, que lo cifran en 1.400 millones. Para la obtener los 1.800 millones de recaudación, en el informe de Seopan se baraja una cifra de 4.5 céntimos por kilómetro para los vehículos ligeros y 10 céntimos para los pesados.

Sin embargo, la intención del ministerio de Fomento, impulsado por el de Hacienda, es aplicar el futuro "peaje blando" solo a los turismos, para evitar un nuevo enfrentamiento con el sector del transporte de mercancías por carretera, que a la importante caída de la carga de trabajo por culpa de la crisis -sólo en el último año (2011) ha descendido cerca de un 20% respecto al anterior- se suma la pesada losa del incremento del precio de los carburantes.

Aunque parece que el asunto de los peajes estaba en el orden del día de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos previa al Consejo de Ministros de la semana pasada, la medida podría retrasarse meses debido a la complejidad y las inversiones necesarias para la instalación de los dispositivos de control. En el proyecto de Seopan, al aplicarse a grandes distancias, se contemplaban unos arcos de control para detectar las pegatinas que deberían llevar los automóviles, lo que permitiría incluso el establecimiento de unas tarifas inferiores para los viajeros habituales.

Problemas en las concesionarias

La instauración de los peajes blandos en autovías también supondría un colchón para el Ministerio de Fomento si finalmente quiebra alguna de las concesionarias de autopistas que en estos momentos atraviesan serios problemas de viabilidad, como la circunvalación de Alicante. Por contrato, el Estado está obligado a asumir su deuda bancaria en caso de insolvencia, lo que podría suponer un desembolso de unos 4.000 millones para las arcas públicas.

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El Ejecutivo se niega a aplicar la "euroviñeta"

La posibilidad de que el Gobierno cobre a los turismos un peaje por utilizar las autovías contrasta con su rechazo a aplicar la llamada "euroviñeta", una tasa que cobran la mayoría de los países a los camiones que circulan por sus carreteras para compensar el desgaste que provocan en las mismas. El anterior Ejecutivo estuvo analizando esta posibilidad, que podría generar unos ingresos adicionales de hasta 3.000 euros anuales para el Estado. Sin embargo, el cobro de esta tasa en países como Alemania ha sido siempre una de las principales quejas de los transportistas, que consideran que grava injustamente su actividad. Sin embargo, la propia Comisión Europea está impulsando la aplicación de este impuesto para desviar el transporte de mercancías hacia medio de locomoción menos contaminantes que los camiones, como sería el tren o el transporte marítimo. No obstante, los países tienen la potestad de decidir si aplican o no esta tasa en su red de carreteras.