El vicepresidente primero de CEOE, Arturo Fernández, ha criticado el paro general del 29 de marzo convocado por los sindicatos y ha asegurado que "la gente no quiere una huelga, sino un trabajo", a lo que ha añadido que el presidente de la patronal, Juan Rosell, "está dispuesto a seguir discutiendo".

Durante su intervención en el 'Forum Europa', ha dicho que "la huelga es innecesaria y no es el momento de plantearla" porque muchas personas pasan por una "situación muy crítica", lo que obliga a "arrimar el hombro y ser optimistas". Además, ha puesto sobre la mesa el coste que tendría, de unos 1.000 millones de euros, si el seguimiento fuera del 35%.

"¿Qué va a pensar la UE si estamos haciendo cambios profundos y antes de los 100 primeros días del nuevo gobierno le convocan una huelga general?", cuestionó a renglón seguido, antes de señalar que "hace falta reformar la Ley de Huelga". "Supongo que esa reforma estará en marcha", apostilló.

En este sentido, el vicepresidente primero de la CEOE confió en que se garanticen los servicios mínimos durante el paro para que no ocurra lo mismo que durante la huelga "salvaje" de los trabajadores del metro de Madrid, cuando "por la vida de unos pocos, se paralizó la de millones de personas".

LOS EMPRESARIOS, "ENCANTADOS" CON EL GOBIERNO

Con todo, Fernández cree que los sindicatos pueden desconvocar la huelga, como lo han hecho finalmente los pilotos. "Llamamos a la cordura de los sindicatos para que desconvoquen esta costosa huelga", dijo, al tiempo que les instó a "modernizarse" y aseguró no ser enemigo de las centrales sindicales: "¿Creen que soy enemigo de los sindicatos? Pues no, cada uno defendemos nuestros intereses?".

Por otro lado, Fernández elogió la labor del Gobierno y dijo que "los empresarios están encantados". "Llevamos 100 días y se está cambiando todo, esto empieza a oler bien", añadió.

Más concretamente, reiteró que la reforma del mercado laboral era necesaria y que "facilita la contratación", aunque admitió que no generará más empleo "ni mañana ni pasado". Además, puso sobre la mesa asuntos pendientes, a su juicio, como la reducción de impuestos "que son muchos", un mayor avance hacia la unidad de mercado o las "indispensables" reformas en las administraciones públicas.