Los líderes europeos han acordado este viernes avanzar sin Reino Unido en un nuevo Tratado intergubernamental para endurecer la disciplina fiscal cuyo objetivo es recuperar la confianza de los mercados en la eurozona y frenar así la crisis de deuda. El primer ministro británico, David Cameron, se ha quedado aislado tras vetar una reforma a 27 del Tratado porque el resto de socios rechazaban su exigencia de garantías para eximir a la City de Londres de la regulación financiera de la UE.

Tras algunas dudas iniciales de Hungría, República Checa y Suecia, todos los Estados miembros de la UE, salvo Reino Unido, han expresado su disposición a sumarse al nuevo Tratado tras consultar con sus respectivos parlamentos. "Este Tratado estará abierto a los países de fuera del euro. Excepto uno, todos están considerando participar", ha dicho el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en la rueda de prensa final de la cumbre sin nombrar a la delegación británica.

El nuevo pacto fiscal, que había sido reclamado por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, incluye todas las propuestas de Francia y Alemania, como la obligación de fijar por ley, preferiblemente en la Constitución un límite de déficit del 0,5% del PIB, multas automáticas para los Estados miembros que superen el umbral del 3% y nuevos poderes para la Comisión para que pueda pedir modificaciones en los presupuestos nacionales de los países con problemas.

El nuevo Tratado se firmará en marzo de 2012 y el plazo de ratificación será "muy reducido", según ha asegurado el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Las autoridades irlandesas cree que hay un 50% de posibilidades de que el pacto exija un referéndum en Irlanda, lo que podría retrasar la ratificación.

El presidente del BCE ha calificado el acuerdo de "muy buen resultado" y ha asegurado que está "bastante cerca de un buen pacto fiscal". Los líderes europeos esperan que el compromiso sobre las nuevas reglas de austeridad deje al BCE la vía despejada para aumentar su compra de bonos españoles e italianos.

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que la "credibilidad" del euro "está escrita en mayúsculas" gracias al pacto. Merkel ha dejado ver su malestar por el veto de Cameron porque a su juicio también la economía británica se beneficia de la estabilidad del euro. "Lamentamos que Reino Unido no nos siguiera, pero sus condiciones no eran aceptables", ha señalado.

"Hubiéramos preferido una reforma de los Tratados a 27. No ha sido posible teniendo en cuenta la posición de nuestros amigos británicos", ha señalado el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que ha vuelto a protagonizar un duro enfrentamiento con Cameron. De hecho, las imágenes del encuentro muestran que ni siquiera quiso responder a un saludo del británico.

"Para aceptar una reforma de los Tratados a 27, David Cameron ha pedido lo que todos hemos considerado inaceptable, un protocolo en el Tratado que permita eximir a Reino Unido de algunas reglas sobre servicios financieras", ha explicado el presidente francés.

"No hemos podido aceptarlo porque consideramos que parte de los problemas del mundo vienen de la desregulación de los servicios financieros", ha insistido. Sarkozy ha dicho que los únicos países de la UE que no se sumarán de momento al Tratado intergubernamental son Reino Unido y Hungría porque se autoexcluyen y Suecia y República Checa porque requieren consultas parlamentarias.

"Lo que se ofrecía no corresponde a los intereses británicos y por eso no lo he aceptado", ha explicado Cameron en rueda de prensa.

Los mandatarios europeos se han mostrado convencidos de que tanto la Comisión como el Tribunal de Justicia de Luxemburgo podrán actuar para hacer cumplir el nuevo pacto fiscal pese a tratarse de un Tratado intergubernamental al margen de la UE, aunque han admitido que se trata de una cuestión jurídicamente compleja. El primer ministro británico ha reclamado no obstante a las instituciones comunitarias que tengan en cuenta el interés de todos los Estados miembros, aunque no participen en el Tratado.

Además del nuevo Tratado de austeridad, para combatir la crisis a corto plazo los países de la UE se han comprometido a aportar 200.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI). La confirmación "debe producirse en 10 días", según ha dicho la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. La UE espera "contribuciones paralelas de la comunidad internacional" al FMI.

Los jefes de Estado y de Gobierno han acordado además fortalecer los cortafuegos financieros con los que cuenta la UE con el objetivo de frenar el contagio a España e Italia. Ello se logrará adelantando a julio de 2012 la entrada en funcionamiento del fondo de rescate permanente, en lugar de junio de 2013 como estaba previsto. A diferencia del actual, basado únicamente en garantías, el mecanismo permanente contará con capital desembolsado, lo que le facilita mantener la máxima calificación crediticia y un mayor apalancamiento.

No se exigirá unanimidad

Además, ya no se exigirá la unanimidad de los Estados miembros para activar las ayudas sino que se fija un umbral del 85%, para evitar vetos de países como Eslovaquia o Finlandia. Y los líderes europeos se comprometen a revisar en marzo de 2012 si es posible aumentar la dotación del fondo por encima de 500.000 millones de euros. Pero la canciller Merkel ha dejado claro que no permitirá ir más allá de esta cifra.

Alemania ha vetado también el resto de propuestas para reforzar el fondo de rescate planteadas por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. En particular, no ha habido acuerdo sobre la idea de otorgarle licencia bancaria para que tenga acceso a la financiación del Banco Central Europeo (BCE), lo que multiplicaría su potencia de fuego. Tampoco se acepta combinar los dos fondos, el actual y el permanente, para alcanzar una cuantía superior a los 500.000 millones.

Merkel ha bloqueado también la propuesta del presidente del Consejo Europeo de abrir la posibilidad a largo plazo de emisiones de deuda conjuntas en la eurozona. "No hemos logrado un acuerdo esta noche sobre este tema", ha admitido Van Rompuy.

Pero el presidente del Consejo Europeo ha anunciado que los líderes europeos le han dado mandato para presentar un nuevo informe sobre integración fiscal en junio y ha dejado claro que volverá a insistir con los eurobonos. "Discutiremos otra vez de este tema, y espero que sea cuando las aguas estén más calmadas y el clima más sereno", ha dicho.

Eso sí, los 27 se han comprometido a no pedir en el futuro a la banca que contribuya al rescate de países, como ha ocurrido en el caso de Grecia. "Nuestro primer enfoque sobre la participación del sector privado, que tuvo un efecto muy negativo en los mercados de deuda, termina ahora de forma oficial", ha dicho Van Rompuy.