El máximo responsable del Banco Sabadell, Josep Oliu, defendió ayer la viabilidad de la operación y señaló el carácter "estratégico" de la misma para el grupo que preside, ya que le permitirá asentarse en el negocio de la banca generalista -hasta ahora se habían centrado más en la atención a empresas- y le conferirá de una extensa red de oficinas en toda la costa Mediterránea, una de las zonas con mayor potencial de crecimiento del país.

Oliu señaló que los posibles riesgos de la compra de la CAM -que arrastra una morosidad del 21,8% y tiene más de 12.600 millones de euros en créditos concedidos al sector inmobiliario- están cubiertos por las ayudas concedidas, por lo que no mermará "la calidad" del balance del grupo. "Con esta operación Banco Sabadell incorporará una entidad previamente saneada y sin riesgos sustanciales adicionales a los de su propia franquicia, debido a los esquemas de saneamiento" previstos, aseguró el banquero catalán.

Igualmente, Oliu señaló que "para Banco CAM supone el final de un periodo de incertidumbre e inestabilidad y el principio de una nueva etapa". También salió al paso de las voces que advertían del excesivo tamaño de la caja alicantina en relación con el Sabadell -representa el 75% de su tamaño- y de las dificultades que esto puede conllevar. "Esta operación es de una complejidad y tamaño parecida a la que en su día representó la adquisición de Banco Atlántico. Los tiempos son diferentes, pero el equipo directivo del Sabadell está hoy más preparado que entonces para acometer la integración y puesta en valor" de la entidad, afirmó.

En la misma línea, el presidente del Sabadell confió en que la adjudicación devuelva "la tranquilidad a los clientes de CAM y también a sus empleados", a los que, no obstante, ya avanzó que "deberán esforzarse mucho pero con un horizonte despejado". "Es una buena noticia para todos", sentenció el nuevo propietario de la CAM. El Sabadell ha contado con el asesoramiento de Nomura y Deutsche Bank para la operación.