El G20, confrontado a un agravamiento del mercado laboral global a causa de la crisis, anunció este martes una serie de compromisos para dar una dimensión social a su acción encaminada a la recuperación de la economía.

Los ministros de Trabajo de los países G20, al término de dos días de reunión en París, acordaron "hacer del empleo una prioridad en materia de política macroeconómica".

Este acuerdo, según la presidencia francesa del G20, "es un mensaje fuerte en dirección a los mercados" pero sobre todo hacia los ciudadanos.

Un paso tanto más importante porque, como advirtió el titular francés de Trabajo, Xavier Bertrand, en conferencia de prensa al término de la reunión ministerial, "no hemos dejado atrás los tiempos difíciles".

En la clausura de la reunión resonaban aún las sombrías perspectivas que la víspera habían divulgado como advertencia la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La OCDE y la OIT pronosticaron que, de persistir la actual ralentización económica, el desempleo puede duplicarse de aquí a 2015 y llegar a 40 millones de parados causados por la crisis en el G20.

Unas perspectivas que pesan en particular sobre un país castigado por el paro como España, cuyo ministro, Valeriano Gómez, se esforzó en destacar hoy que se encuentra al "final del periodo de pérdida de empleo", pero admitiendo a continuación que "no llega la fase de recuperación" mientras no se estabilice la economía.

Bertrand aseguró que "a partir de hoy se abre una nueva etapa" porque los miembros del G20 "se han comprometido a establecer suelos de protección social adaptados a sus condiciones" y a la adopción de las ocho convenciones básicas de la OIT sobre reglas laborales.

En la misma línea, esos Estados apostaron por una mayor coordinación de las organizaciones internacionales, y en particular por consultar de forma "más sistemática" a la OIT para que se respeten las normas laborales mínimas a escala internacional.

Un punto con el que la presidencia francesa espera una cierta supervisión de los acuerdos de libre intercambio de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para evitar lo que algunos consideran una competencia desleal en el campo laboral de países con sueldos muy bajos, o sin derechos laborales efectivos.

Todos los países del "G20 no tenemos la misma visión de la globalización, ni los mismos intereses", pero pese a todo se han establecido compromisos, lo que "es una prueba de que progresamos en la regulación social de la globalización", se felicitó el ministro francés.

Unos compromisos que deberían tener alguna concreción durante la cumbre que la organización celebrará los próximos 3 y 4 de noviembre en Cannes (Francia).

Bertrand también se jactó de que es durante la presidencia francesa del grupo cuando por primera vez se asocia a los trabajos del G20 tanto a los sindicatos como a la patronal, que celebrarán sendas reuniones de alto nivel en vísperas de la cumbre de Cannes, y cuya implicación resulta clave para que las convenciones de la OIT se cumplan en la práctica.

En su texto de conclusiones, los ministros indicaron que "las reformas estructurales deben ir asociadas a políticas activas del mercado de trabajo y a instituciones laborales eficaces que inciten a incrementar el empleo formal y de calidad".

También pusieron el acento en la conveniencia de "una coherencia mayor de nuestras políticas del mercado de trabajo con otras políticas públicas" y así por ejemplo recomendaron asociar los subsidios del desempleo u otros dispositivos de protección social "con medidas que permitan el retorno al empleo lo más rápidamente posible".

Para combatir el paro juvenil, consideraron que los sistemas de formación en alternancia -en la escuela y en la empresa- "son particularmente eficaces", y decidieron constituir un grupo de trabajo que presentará sus conclusiones durante la presidencia mexicana del G20 en 2012.