La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, ha admitido que el proceso de toma de decisiones en Europa es lento, algo que entiende que obedece a la normalidad democrática, puesto que hay 17 Estados miembros del euro que tienen que ratificar individualmente cada una de las resoluciones comunes.

"También han sido lentos en Estados Unidos", ha dicho Salgado durante una entrevista en el programa 'Los desayunos de TVE', en referencia a las críticas del presidente estadounidense, Barack Obama, a la falta de rapidez de los líderes europeos para afrontar una crisis financiera que "está asustando al mundo".

"Cuando las cosas se solucionan todos olvidamos, pero quiero recordar que en los últimos días de julio también Estados Unidos nos tenía con el alma en vilo sobre si se iba a aprobar el techo de endeudamiento", ha añadido la vicepresidenta.

No obstante, ha reconocido que hasta el 14 de octubre no se habrá refrendado en todos los países del euro la decisión adoptada en la cumbre del 21 de julio de reforzar la capacidad de actuación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

En este sentido, ha criticado que ya se esté hablando de la necesidad de volver a fortalecer el fondo, cuando todavía no se ha puesto en marcha la ampliación acordada en julio, después de que ayer el comisario europeo de Asuntos Monetarios, Olli Rehn, admitiera esa posibilidad.

Al respecto, ha negado que esté sobre la mesa la posibilidad de ampliar el fondo a dos billones de euros, según informaba ayer la BBC.

"También hace falta cierta disciplina verbal. En un país donde puede haber dificultades para convencer a algunos grupos parlamentarios no parece conveniente decir que lo que se les está proponiendo ya no es suficiente", ha dicho Salgado en referencia a la votación del jueves en el Parlamento alemán sobre el fondo europeo de rescate.

Sobre la situación de Grecia, para la que aún no se ha liberado el último tramo del préstamo para su rescate, Salgado ha asegurado que "no se va a dejar solo" a este país, pero ha admitido que Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) están a la espera de poder comprobar que las reformas pactadas cuentan con el necesario consenso político y social.