La CAM es la caja que ha arrojado mayores pérdidas y ha presentado la tasa de morosidad más elevada entre las tres entidades que ha intervenido el Banco de España desde 2009. El 29 de marzo de ese año, el supervisor tomó el control de Caja Castilla-La Mancha (CCM) y un año y casi dos meses después -el 22 de mayo de 2010- hacía lo mismo con Cajasur. A la CAM le llegó el turno el 22 de julio de 2011, es decir, un año y dos meses después de la intervención de la caja cordobesa. Los periodos cronológicos se asemejan, si bien los resultados que presentaba cada una de ellas antes de la nacionalización han sido distintos, aunque la excesiva exposición al ladrillo durante la época de bonanza ha estado en el origen de los problemas de las tres entidades.

La alicantina -la de mayor tamaño- registró en el primer semestre de 2011 un agujero de 1.136 millones y una morosidad del 19%, según el avance de las cuentas presentado el pasado lunes por los administradores del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Sin embargo, CCM, la primera intervenida, cerró el ejercicio de 2008 con unas pérdidas de 740 millones -396 menos que la CAM-, frente a los 30 millones de beneficios sobre los que había informado anteriormente. Por su parte, la tasa de morosidad superaba el 9% -la mitad que la entidad alicantina-, aunque en el primer trimestre de 2009, periodo previo a la intervención, la mora ya se elevaba al 12%, según las informaciones publicadas en esas fechas. En noviembre de ese mismo año Cajastur absorbía a la manchega.

En el caso de Cajasur, la cordobesa presentaba unos "números rojos" de 596,3 millones en 2009, tres meses antes de la nacionalización, y una morosidad del 5%, según las informaciones publicadas tras la intervención. En agosto de 2010, la entidad -dirigida por la Iglesia- aumentaba sus pérdidas hasta los 852,5 millones y la mora subía al 10%. Aun así, el agujero de la andaluza es inferior al detectado por los administradores del FROB en la alicantina. Finalmente, la cordobesa fue adjudicada a la vasca BBK en el mes de julio de 2010. Y en una asamblea de Cajasur de noviembre de ese mismo año se aprobaba la cesión de activos y pasivos a la entidad vasca, con lo que se ponía el punto y final a 132 años de historia. Una trayectoria casi tan extensa como la de la CAM, que suma 136 años y una larga sucesión de fusiones.

Las coincidencias entre Cajasur y Caja Mediterráneo también se extienden a la relevancia y arraigo de la Obra Social en los territorios en sus zonas de implantación. Ahora, el futuro del programa cultural y social de la alicantina, depende de la decisión del futuro comprador. En medios financieros se asegura que la entrada de la BBK en la cordobesa ha potenciado su Obra Social.