Varios exconsejeros de Caja Mediterráneo (CAM) consideran que los directivos de la entidad debían haber informado más al resto del consejo acerca de sus decisiones, aun cuando no fuera obligatorio según la normativa. En este sentido, dan en parte la razón a José Rovira, el exconsejero que, en la entrevista publicada ayer por este diario, afirmaba que el órgano administrativo había sido "engañado" por parte de los directivos, además de mostrar su sospecha de que el Banco de España pretende "regalar la CAM a un amigo". No obstante, estiman que las palabras de Rovira son en buena medida "impulsivas", y que eso puede hacer que interprete los "errores" del equipo directivo como gestos de "maldad" que, en realidad, nunca se han producido, según afirman.

Este diario trató ayer de recabar la impresión del mayor número posible de exconsejeros de la CAM acerca de las controvertidas declaraciones de Rovira, en las que ponía en entredicho la gestión de la caja en los meses previos a la intervención del Banco de España. De todos ellos, el único dispuesto a manifestarse públicamente fue el empresario noveldense Jesús Navarro, quien dio la razón a Rovira en aspectos como que "algunas decisiones venían ya aprobadas" de antemano por los dierctivos, por lo que "por mucho que se discutieran, no se podían cambiar". Con todo, recordó que "eso era legal", ya que "presidente y vicepresidente tenían poderes plenos" para ello. En esas circunstancias, admitió, es posible que hubiera una "mala estrategia de planificación", y una probable "alegría excesiva" producida por "la bonanza económica".

En este sentido, Navarro incidió en que puede que los fallos por exceso de confianza hayan tenido duras consecuencias, pero que eso en ningún caso quiere decir que hubiera "mala intención, ni fraude, ni aprovechamiento por parte de ningún directivo". Todo se debe a su juicio, recalcó, a una estrategia inadecuada, y a otros errores como cierta "prepotencia" en el frustrado proceso de fusión con Cajastur, tratando de controlar la entidad resultante, cuando, a la vista de los hechos, probablemente hubiera sido más prudente mantener un papel más discreto. Pese a todo, hizo hincapié en la buena voluntad de los directivos en este aspecto y, en el caso concreto del exdirector general, Roberto López Abad, señaló que "ha cobrado lo que le correspondía", porque "es un hombre honesto por el que pongo la mano en el fuego".

Navarro tachó de "imprudente" a Rovira por algunas de sus declaraciones en la entrevista publicada el sábado, la misma "impulsividad" a la que se refirieron desde fuentes cercanas al consejo de administración. Sin embargo, estas mismas fuentes recordaron que Rovira "no es una persona que busque protagonismo", lo cual da credibilidad a sus palabras, pero que "no interpreta realmente muchas cosas como son" y ha podido percibir como actos de mala fe lo que en realidad han sido errores.

Crítica a la posibilidad de actuar sin informar

Para los exconsejeros de la CAM consultados, la potestad del presidente y vicepresidente de poder tomar determinadas decisiones sin consultar con el resto del consejo ha acabado siendo un problema, vistos los resultados. Aun sin entrar a juzgar sin la discusión de los temas hubiera supuesto actuar de otra forma, sí reflexionan acerca de que, al menos, se hubieran podido discutir, y a estas alturas tal vez no existiera la carga que conllevan esas decisiones, o la responsabilidad de las mismas sería cosa de todos.