A mayor precariedad y temporalidad laboral, mayor dificultad para acceder a las prestaciones. Hoy en día, los jóvenes españoles y alicantinos tienen que encadenar muchos contratos eventuales para poder acumular el mínimo de cotización que les permita conseguir la prestación cuando se quedan sin trabajo.

El pasado mes de abril eran 43.931 los parados alicantinos de menos de 30 años registrados en las oficinas de empleo. De ellos, 28.246, es decir, el 64,2% no percibía ayuda alguna y sólo 15.685 (35,7%) eran beneficiarios de algún subsidio.

Más de 8.516 cobraban la prestación contributiva -ligada a los periodos de cotización y que se percibe por un máximo de dos años-. Aunque el número de beneficiarios de esta ayuda es el más elevado entre este colectivo, no deja de ser significativo que más de 6.500 de trabajadores que aún no han cumplido los 30 años estén recibiendo una prestación asistencial, de subsistencia, y que 597 reciban la mínima, la denominada Renta Activa de Inserción (RAI), cuando deberían encontrarse ya en la primera etapa de su vida laboral.

A nivel general, la cuantía media de las ayudas asistenciales se sitúa entre los 400 y los 500 euros, ya que depende también de las cargas familiares, entre otros factores.

Una de las paradojas que ha presentado la devastadora crisis que la economía arrastra desde hace casi cuatro años es que ha castigado con mucha virulencia al colectivo joven, a los menores d 30 años, que en un escenario sin recesión se encontrarían cumpliendo la primera etapa de su vida laboral. Hoy, sin embargo, muchos de ellos aún no se han incorporado al mercado de trabajo o están en paro por la falta de oportunidades.