El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, descartó este jueves en Helsinki una subida inminente de los tipos de interés al indicar que la actual política monetaria es "acomodaticia", aunque señaló que el organismo seguirá "vigilando de cerca" la evolución de la inflación.

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, reunido en Helsinki, decidió por unanimidad mantener los tipos de interés en la zona euro en el 1,25 %, como preveían los mercados.

También mantuvo inalterados la facilidad marginal de crédito, por la que actualmente presta dinero a los bancos durante un día al 2 %, y la facilidad de depósito, por la que remunera con el 0,5 % el dinero que depositan las entidades.

En la rueda de prensa posterior a esta reunión, Trichet resaltó que el BCE percibe una creciente presión inflacionaria, debido sobre todo al aumento del precio del petróleo, pero no quiso adelantar cuándo se producirá la próxima subida de los tipos.

"Tomaremos una decisión cuando consideremos que es necesario para mantener la estabilidad de los precios", afirmó.

"Las expectativas de inflación en la zona euro deben permanecer firmemente ancladas a nuestro objetivo de mantener el nivel inflacionario por debajo del 2 % a medio plazo", añadió.

La tasa de inflación de la eurozona subió en abril hasta el 2,8 %, superando por quinto mes consecutivo el objetivo del BCE.

El BCE considera que existen riesgos inflacionistas a medio plazo, razón por la que subió de forma moderada el precio del dinero en abril, por primera vez desde hacía casi tres años, y con la que justificará los próximos incrementos.

Trichet negó además que el BCE tenga "problemas de credibilidad" en los mercados, como prueba, en su opinión, que fuera el primer banco central del mundo en subir los tipos de interés.

El banquero galo resaltó la importancia de que los países de la eurozona realicen "reformas estructurales urgentes" para aumentar su potencial de crecimiento y su competitividad, en especial "aquellos con un déficit fiscal alto", aunque se negó a hablar de países concretos.

"Nuestro mensaje de estabilidad fiscal va dirigido a todos los estados miembros", afirmó.

Respecto al mercado laboral, señaló que la prioridad debe ser "aumentar la flexibilidad salarial y los incentivos al empleo, eliminando la rigidez del mercado de trabajo".

También aseguró que el BCE no contempla la reestructuración de la deuda griega: "Tenemos un plan, y esa posibilidad no es parte del plan", recalcó.

En relación al rescate de Portugal, se felicitó de que las autoridades de Lisboa se hayan comprometido a tomar las medidas necesarias para cumplir los objetivos de reducción del déficit fiscal.

"Este programa contiene los elementos necesarios para lograr la estabilización sostenible de la economía portuguesa", afirmó finalmente.