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El Banco de España celebró hoy una reunión con la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para tratar de salvar su alianza en el Sistema Institucional de Protección (SIP) liderado por Cajastur, que la entidad alicantina ha puesto en peligro al negarse a ceder poder ante la asturiana.

El organismo presidido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez defiende la necesidad de resolver las diferencias, dada la bondad de esa operación para todas las partes implicadas, que crearía la tercera caja de España, con 135.000 millones en activos y más de 2.000 oficinas.

Cajastur ha dado prácticamente por rota la alianza con la CAM, después de que la caja alicantina se negara tajantemente a dejar el poder del grupo resultante en la figura del consejero delegado, que no es otro que el presidente de la asturiana, Manuel Menéndez.

El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, fue uno de los pocos que decidió hablar claro hoy, en su caso para defender a la entidad regional y sostener que la CAM sale "peor parada, porque era la que más necesitaba esa estabilidad".

Buena parte de los consejeros de la entidad alicantina, que preside Modesto Crespo, pensaban que el contrato del SIP que ayer sancionaron todos los integrantes concedería a la caja asturiana un poder absoluto e irrevocable sobre el nuevo grupo, por lo que decidieron rechazar el punto relativo a la cesión de facultades al consejero delegado.

Según el protocolo aprobado por el Banco de España el pasado 29 de junio, el presidente de Cajastur será consejero delegado del nuevo banco por un período de seis años, prorrogable automáticamente por otros seis si no hay un acuerdo entre los miembros del consejo de administración, un sistema similar al que se aplicará con Modesto Crespo, que presidirá el grupo.

El consejero delegado tendrá las facultades de nombrar a los dos directores generales y determinar las funciones que tienen que desarrollar.

Según fuentes próximas a Cajastur, el contrato -sobre el que se hicieron modificaciones hace unos días- no puede ser modificado en lo sustancial, dado que ya fue aprobado el borrador en esos términos por el Banco de España.

No obstante, la entidad declinó hoy hacer cualquier comentario, igual que Caja Cantabria, aunque en los círculos próximos se daba por roto el proceso de fusión virtual con la CAM que se inició el pasado mes de mayo.

El acuerdo inicial contemplaba que el grupo resultante estuviera controlado por la entidad asturiana y la alicantina, con el 40% del grupo resultante cada una, mientras que Caja Extremadura tendría el 11% y Caja Cantabria, el 9% restante.

Caja Extremadura fue la única que salió al paso para abogar por el "sosiego" para restablecer "el equilibrio" entre las cuatro cajas de ahorros.

La caja alicantina ya afrontó dificultades en las negociaciones con la BBK al rechazar la posición de control de la entidad vasca, y tampoco llevó a buen término las conversaciones con Caja Murcia por los mismos motivos, según las fuentes consultadas.

Las entidades que crean un SIP unifican la política financiera y de riesgos, así como parte de los negocios, aunque la marca de cada institución queda intacta.