La falta de reinversión de los beneficios que durante la última década registraban las empresas inmobiliarias y de la construcción, unido al hecho de que el crecimiento de esta actividad se financió exclusivamente con deuda, son los dos factores principales que contribuyeron a pinchar la "burbuja" inmobiliaria y a agravar la crisis del sector.

Un informe de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) y del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) sobre la actividad de la construcción entre 1997 y 2007 subraya que los beneficios recogidos por los inversores "durante los años más expansivos del ciclo no se utilizaron para apuntalar la situación patrimonial del sector, sino que el crecimiento se financió exclusivamente con deuda".

Los datos comparativos lo confirman. Entre 1997 y 2007, "la ratio de endeudamiento pasó de 1,41 a 2,29 en el sector inmobiliario, y de 2,50 a 3,27, en el de la construcción, mientras que en el resto de actividades industriales había pasado de 1,48 a 1,71 en el mismo periodo", según el estudio, dirigido por la investigadora del Ivie y profesora de la Universidad Jaime I (UJI), Belén Gil Albornoz, en el que también han participado Juan Fernández Guevara (Ivie y Universitat de València), Luis Martínez isach (UJI) y Begoña Giner (Universitat de València).

El informe señala que durante el periodo analizado el crédito para comprar vivienda se multiplicó por nueve, el dirigido a actividades de construcción por 6,7 y el crédito al sector inmobiliario se multiplicó por 25. "El recurso al endeudamiento aumentaba aún más la tasa de retorno de los accionistas (de las empresas del sector), que obtuvieron importantes dividendos debido al bajo coste de la financiación", asegura el informe. Así, en la década 1997-2007 la aportación neta de fondos por parte de los accionistas fue negativa. El otro factor que agravó las consecuencias del fin del "boom" inmobiliario fue la mayor duración de la fase expansiva en comparación a las anteriores.

De hecho, los investigadores apuntan a que el crecimiento de ambos sectores se sustenció de forma importante en el continuado aumento de los precios durante diez semestres. Esta circunstancia influyó en las expectativas de los agentes, "lo que potenciaba el crecimiento de la demanda especulativa y facilitó que la economía sobreinvirtiese en el sector". Pero, finalmente, la "burbuja" se pinchó y lo que sobrevino por esta "arriesgada" estrategia empresarial fue un "enorme stock acumulado en el balance sectorial, cuyo valor en 2007 era 2,5 veces el importe de las ventas sectoriales", incide el estudio. Sin embargo, diez años antes el valor de los stocks era equivalente a las ventas anuales.

Empresas grandes y jóvenes

Por otra parte, el estudio de Funcas indica que el perfil de las empresas inmobiliarias y de construcción que han fracasado durante la recesión corresponde al de una sociedad con alto endeudamiento, que registró un rápido crecimiento durante el ciclo expansivo, un tamaño relativamente grande y menos años de trayectoria que las que sobrevivieron.

Además, el informe subraya que las empresas del sector que presentaron concurso de acreedores a partir de 2007 no tenían en 2006 niveles de rentabilidad económica "significativamente menores que las empresas supervivientes". Además, en contraposición con los sectores industriales, el tamaño grande de las compañías malogradas del ladrillo ha derivado en una mayor destrucción de empleo.