El amplio sector de la construcción e inmobiliario provincial perdió el pasado año -el peor de la actual situación de crisis- casi 1.500 empresas y más de 8.100 empleos porque los efectos de la recesión aún mantienen paralizada la actividad. Las compañías constructoras de edificios, especializadas y firmas inmobiliarias alicantinas inscritas al régimen general de la Seguridad Social sumaban al cierre de 2009 un total de 8.124, frente a las 9.586 de doce meses antes, según los últimos datos del Código Nacional de Empresas (CNAE). Paralelamente, el número de trabajadores ocupados en estos sectores ha pasado en el mismo periodo de los 41.879 a los 33.765 al cierre de 2009.

El pinchazo de la "burbuja" inmobiliaria ha redimensionado tanto el sector que el número de empresas operativas y de empleo lo sitúa a niveles de finales de los años 90 y principios de la actual década. Es decir, justo, a los momentos previos al ciclo expansionista, uno de los más largos que se recuerda en la actividad del ladrillo. De hecho, según las estadísticas anuales de la patronal provincial de la construcción (Fecia), al cierre de 1999, la provincia contaba con apenas 6.361 compañías activas que daban empleo a más de 34.000 trabajadores.

Un año después, el número de empresas se elevaba hasta las 7.874 y el de ocupación crecía hasta las 45.700 personas. Pero fue entre 2002 y 2003 cuando el sector comenzó su gran etapa desarrollista, al rozar la cota de las 10.000 compañías y los 60 empleos. Tras este punto de inflexión, dos años más tarde, instalado en pleno "boom", se superaban las 12.000 mercantiles y los 72.000 trabajadores ocupados entre andamios y estructuras de edificios de viviendas en toda la provincia, principalmente en las zonas de la costa. El paisaje de Alicante comenzó a llenarse de grúas y de una frenética actividad en torno al sector del ladrillo.

Incluso, en febrero de 2007, las estadísticas de la patronal Fecia aún reflejaban la inercia del desarrollismo, con casi 13.000 constructoras activas y más de 73.400 trabajadores -registros máximos en la década-. No obstante, al cierre de este mismo ejercicio, cuando se evidenciaron los primeros indicios de la crisis, el tamaño sectorial se reducía. La actividad se sustentaba en 11.500 empresas y 73.300 empleos.