El PSOE evidenció ayer su soledad parlamentaria y fue el único partido que votó a favor de la convalidación del real decreto ley de reforma laboral del Gobierno, que será tramitado como proyecto de ley por el procedimiento de urgencia por unanimidad del Congreso. Lo primero que votó el Pleno de la Cámara fue la convalidación del real decreto, que se aprobó por 168 votos a favor, 173 abstenciones (la del diputado del PSOE y ex secretario de CC OO Antonio Gutiérrez, más el PP, CiU, PNV, CC, UPN y UPyD) y ocho en contra (los de ERC-IU-ICV, BNG y Na-Bai). En segundo lugar, el pleno dio su visto bueno a que el real decreto se tramite como proyecto de ley. La razón de este respaldo es que los grupos quieren mejorar la reforma durante el trámite parlamentario.

La ruptura de la disciplina de voto por parte del diputado socialista oriolano Antonio Gutiérrez -que rechaza la reforma por considerar que generaliza el abaratamiento del despido- fue uno de los hechos más llamativos del debate parlamentario. No obstante, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le quitó hierro, aseguró que no estaba molesto y recalcó su respeto por la decisión de Gutiérrez.

La reforma aprobada por el Gobierno el pasado 16 de junio generaliza el contrato de fomento del empleo estable (con una indemnización por despido improcedente de 33 días frente a los 45 de un fijo ordinario), facilita el despido objetivo (20 días por indemnización) a las empresas con problemas y financia 8 días del coste de extinción de empleo.

Asimismo, incrementa la indemnización del contrato temporal (de los actuales 8 días a 12 en el 2015) y potencia la reducción de jornada como alternativa al despido, entre otras.

Zapatero carga contra el PP

Antes de la votación en la Cámara Baja, Zapatero reprochó en el Senado al PP "no haber tenido el valor" de poner encima de la mesa su propia propuesta de reforma laboral, y en lugar de eso, limitarse a criticar la del Ejecutivo.

En la sesión de control y en respuesta al portavoz del PP, Pío García Escudero, el presidente le dijo que el Gobierno está "esperando una sola de sus propuestas, una sola de sus medidas" en esta materia.

Asimismo, durante su intervención en el Congreso, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, aseguró que la reforma laboral favorece directamente a más de 8 millones de parados o trabajadores con un contrato temporal, mientras que mantiene los derechos de otros 11,5 millones de asalariados con contrato estable. Según el ministro, la reforma no abarata el despido, puesto que cualquier trabajador con contrato indefinido percibirá la misma indemnización "antes y después de la reforma".

Rechazo unánime en la oposición

Por su parte, la portavoz del grupo del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, abogó por debatir en la Cámara el decreto con el nuevo modelo laboral para conseguir que la "reforma del despido" se convierta en la reforma que fomente el empleo. A su juicio, el proyecto del Ejecutivo "no soluciona problemas antiguos" del mercado de trabajo y "crea otros nuevos", por lo que "aumenta la confusión" y merma la seguridad jurídica.

Sus críticas, además, hicieron hincapié en el carácter "aislado" de la propuesta, que habría de integrarse en un plan global, y en su "mala orientación", pues se centra en el despido y en su abaratamiento antes que en el fomento de la contratación, y por extensión, del empleo.

También dentro del mayoritario grupo de las abstenciones, el portavoz de CiU en la Comisión de Trabajo, Carles Campuzano, insistió en que la reforma "no supone una revolución del sistema de relaciones laborales" y dijo que "quedan aspectos sustanciales a debatir" como mejorar la flexibilidad interna de las empresas o las políticas de formación.