La Unión Europea ha definido su nueva estrategia económica. La supervisión del sistema financiero y la reforma de las pensiones se presumen como los objetivos estratégicos de los Veintisiete para el futuro más inmediato, que fija la recuperación del empleo y el crecimiento sostenible –con la competitividad y la productividad como aspectos fundamentales- como metas más a largo plazo. Energías renovables, I+D+I y educación serán otras aristas de actuación de Europa en el futuro.

La última cumbre del Consejo Europeo en Bruselas ha marcado los propósitos. El plan económico de la UE para la próxima década se fija "ayudar a Europa a recuperarse de la crisis y salir más fuerte, tanto a nivel interno como a nivel internacional, estimulando la competitividad, la productividad, el potencial de crecimiento, la cohesión social y la convergencia económica".

Para ello, la estabilidad del sistema financiero y de pensiones se perfilan como los próximos retos, después de un semestre, el de la Presidencia española, marcado por la crisis, en el que los líderes europeos han tenido que improvisar el rescate 'in extremis' de Grecia y un mecanismo de estabilización financiera multimillonario para el conjunto de la zona euro.

En lo que se refiere a sistema financiero, además de la creación de una tasa bancaria para que las entidades contribuyan a financiar los costes de futuras crisis, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han acordado publicar como muy tarde en la segunda quincena de julio, las pruebas de estrés que se están haciendo a los grandes bancos de la UE para comprobar su grado de resistencia a la crisis. El objetivo de esta iniciativa es atajar las especulaciones del mercado sobre la salud de las entidades.

Las pruebas de estrés a los principales 25 bancos europeos --entre ellos dos españoles, presumiblemente el Santander y el BBVA-- están siendo realizadas por los supervisores nacionales a partir de una metodología común elaborada por el Comité Europeo de Supervisores Bancarios (CEBS, por sus siglas en inglés) con la ayuda del Banco Central Europeo (BCE), explicaron fuentes comunitarias. Su objetivo es comprobar la salud del sistema financiero en su conjunto y su grado de resistencia a un agravamiento de la crisis. Fuentes de la presidencia española explicaron que la publicación de los resultados no afectará sólo a estos bancos sino a todas las entidades de los Estados miembros.

Por otra parte, la sostenibilidad de las cuentas públicas, formulada a través del Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento, necesita, según la Unión, de una reforma de las pensiones. Los 27 se comprometen a garantizar la sostenibilidad fiscal y alcanzar "sin demora" los objetivos presupuestarios y a seguir trabajando en la consolidación fiscal. Además, todos los Estados miembros están dispuestos a tomar medidas adicionales para acelerar el saneamiento de sus cuentas públicas, si fuera necesario. "Debe darse prioridad a las estrategias de saneamiento presupuestario que favorezcan el crecimiento, centradas principalmente en la contención del gasto", señalan los líderes europeos.