El nuevo Gobierno conservador de Hungría advirtió ayer de que el déficit público del país puede ser mucho más elevado de lo pensado hasta ahora, lo que generó un gran nerviosismo en los mercados, ante el temor de un nueva crisis como la de Grecia. Péter Szíjjártó, portavoz del Ejecutivo húngaro, declaró ayer que "la economía (del país) está en una situación muy grave" y acusó al anterior gabinete de haber manipulado los datos económicos, tal y como había hecho Grecia. El portavoz aludía así a una advertencia del vicejefe del gobernante partido Fidesz, Lajos Kósa, quien ayer aseguró que Hungría sufre una crisis "comparable a la de Grecia".

El Banco Nacional de Hungría pronostica para este año un déficit del 4,5% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que el Fidesz lo eleva ahora hasta el 7,5%. Las declaraciones desde el partido gobernante desataron ayer un gran nerviosismo en los mercados financieros, con fuertes pérdidas en las bolsas europeas, incluida la de Budapest. Así, el índice general del parqué de Budapest cedió un 3,34%, mientras que la moneda húngara, el forinto, se depreció un 2% con respecto al euro, a su nivel más bajo en un año.

El nerviosismo en los mercados se produjo a pesar de no conocerse aún los resultados de un informe que prepara una comisión gubernamental sobre la verdadera situación económica de Hungría. El primer ministro magiar, Viktor Orbán, anunció también ayer "pasos concretos" en cuestión de 72 horas después recibir el estudio de la comisión. En declaraciones a una emisora local, el líder conservador señaló que habrá "cambios estructurales" y reiteró que se aplicarán reducciones de impuestos para impulsar el consumo y la economía.

Hungría -uno de los países más afectados por la actual crisis económica- recibió en octubre de 2008 un préstamo de 20.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM), a fin de evitar la bancarrota.

Reacciones de la oposición

Los opositores socialistas calificaron ayer las advertencias del Fidesz de "exageración" y destacaron que "hablar sobre el peligro de una bancarrota equivale a un suicidio". Por su parte, los socialdemócratas instaron a Kósa a "tranquilizar a los mercados" en una rueda de prensa internacional y reconocer que sus declaraciones sólo tuvieron motivos de política interna. También el opositor partido extremista Jobbik tachó las palabras del vicejefe de Fidesz de "irresponsables" y le acusó de haber "aportado personalmente lo suyo para ahondar la crisis".

Péter Krekó, director de investigaciones del instituto Political Capital, declaró en Budapest que las afirmaciones de Kósa "eran para uso interno", efectuadas sin considerar las consecuencias que podían tener en el extranjero. Señaló, además, que este discurso podía formar parte de "las técnicas de negociaciones" del Fidesz con el FMI, del que espera que "ablande" sus exigencias de austeridad, lo que daría más margen de maniobra al Gobierno. Asimismo, Éva Várhegyi, analista del Instituto de Investigaciones Financieras de Budapest, aseguró que las palabras alarmistas del Fidesz "no tienen ningún fundamento".

Desde que Hungría recibiera el préstamo internacional, el país tuvo que introducir severas medidas de austeridad, como el recorte de sueldos de funcionarios y pensionistas, lo que ahora dificulta al gabinete el cumplimiento de sus promesas electorales, entre ellas una reducción "radical" de los impuestos. Tras su abrumadora victoria electoral en abril, Orbán anunció que su Gobierno iba a renegociar con el FMI las condiciones del préstamo internacional. Para los próximos días se espera la llegada a Budapest de una delegación del organismo, que se reunirá por primera vez con los nuevos responsables del Ejecutivo húngaro.