Ahora tardo más en llegar de mi casa a la fábrica porque la gente me para por la calle para pedirme trabajo", asegura Jesús Navarro Alberola, director general de la firma noveldense Carmencita. No es una excusa por llegar tarde a la entrevista. Es un claro resumen de la realidad del desempleo en la provincia, concretado en una de las localidades más castigadas por la crisis que afecta a la industria del mármol.

Jesús Navarro Alberola pertenece al triunvirato que dirige la firma más destacada del sector de las especias en el mercado nacional y que forma junto a sus primos Jesús Navarro Navarro, como consejero delegado, y Francisco Escolano, como director comercial. Representan la tercera generación de una compañía que fundó su abuelo en 1919 y después dirigió su padre, Jesús Navarro Valero.

El origen empresarial de esta repetida sucesión de nombre y apellido se encuentra en Jesús Navarro Jover, "mi abuelo, que en 1929 fue pionero en el márketing comercial al idear como imagen de la compañía la de su propia hija Carmen". De ahí el nombre de la marca Carmencita "versus" Proaliment. Dos denominaciones para una firma que durante catorce años compartió el capital al 50% entre la familia Navarro y Ebro Puleva. De 1989 a 2003. La venta "permitió la entrada definitiva de la nueva generación", al jubilarse su padre. Un "relevo generacional radical" es una fórmula que aconseja a las empresas familiares. La contrapartida que les aportó la recompra -pese a la dureza que supuso trabajar con una firma más fuerte- fue el reforzamiento de los sucesores. "Para nosotros significó sentir que no hemos heredado sin más, que no es un regalo. Ahora tenemos sentido de la propiedad", sentencia.

Carmencita está presente en todo el mundo con sus especias y con el azafrán y el "paellero", como productos estrellas de sus referencias desde los Países Árabes a Estados Unidos. El "paellero" (condimentos de primera calidad para hacer un arroz) supuso en los años 80 "una nueva imagen de producto, la modernidad" para Carmencita. Las señas de identidad de la firma pasan por vender producto español, la innovación en envases y también "las emociones, los aromas y el sabor".

En la actual época de crisis, la idea de "identidad" se convierte en una reivindicación para Navarro Alberola, quien considera que durante la época de bonanza, "las empresas no han hecho todas las inversiones que hay que hacer" para afrontar de cara posibles crisis. "Ha habido una sensación de euforia desde todos los ámbitos y no hemos hecho los deberes en innovación e imagen".

Pero llegados al actual punto recesivo, cree que las estrategias pasan por una "apuesta común", incluso nacional. Como otros empresarios, cree que los tiempos de convulsión internacional pueden aprovecharse para salir reforzados de la crisis.

Eso sí su idea es clara y su exposición contundente. "Empresarios, trabajadores, banqueros y Gobierno tenemos que decidir qué papel queremos en el mundo y cómo se "vende" España" y, después, insiste en que "España tiene que encontrar su identidad como país", al considerar obsoleta la que todavía persiste machaconamente en el mundo "del torero, la pandereta y el relicario".

Una nueva identidad para una nueva época que no reduce al ámbito empresarial-comercial, sino que la extiende al político, terreno del que no quiere sustraerse. Que no le es ajeno porque se implica. Jesús Navarro Alberola no renuncia ni a su condición de empresario ni a la de socialista. De ahí que no dude en considerar que su insistente demanda de que "España tiene que reinventarse y tomar su posición en el mundo" le lleve a manifestar que a estas alturas "no es posible que estemos pidiendo estar en el G-20" porque "debe estar", así como que "para superar la crisis económica, tenemos que superar la crisis social, la de valores".

Pero, aunque algunas de sus convicciones políticas las expone con meridiana claridad, reconoce tener "una contradicción", que, en realidad, es doble. Jesús Navarro admite que en la actual coyuntura económica, con la continua destrucción de empleo, "pese a ser socialista, en estos momentos, entiendo la flexibilidad laboral, pero con la idea de compartir el trabajo, de socializarlo". Sin embargo, en su empresa no la practica. Segunda contradicción.

La aversión al despido y la defensa del empleo ha sido una constante de la familia Navarro en Carmencita. "Una filosofía que mantenemos hoy en día". De los 15 empleados con que empezó su abuelo, la fábrica ha pasado a tener una plantilla de 186. "¿Cómo se consigue?". "Inventando productos, renovándonos, estando en el mercado como tigres". En el nacional su presencia está muy ligada en los últimos años a la de Mercadona, "de la que nos sentimos orgullosos de ser interproveedores porque es una empresa que continuamente está mejorando e innovando y con quien la alianza se presenta para largo plazo".

Pero la marca Carmencita tiene un amplio recorrido en solitario. La próxima estrategia de posicionamiento pasa por aprovechar el tirón de la alta cocina. De ahí que esté a punto de lanzar al mercado un nuevo producto: azafrán molido en spray, ya que las espumas y vaporizaciones se imponen en la nueva cocina española, mundialmente reconocida.

El industrial noveldense tiene inquietudes empresariales, sociales y políticas. Su compromiso con la sociedad y su provincia -heredado de su padre Jesús Navarro Valero- le llevó hace más de cinco años a incorporarse al consejo de administración de la CAM. En la actual crisis financiera, Navarro Alberola cree que "la CAM también tiene que reestructurarse. No es posible que haya 45 cajas en España con el mismo producto", asegura. La entidad financiera entra en los próximos meses en una fase de relevo en la presidencia ante la jubilación del Vicente Sala, del que destaca la "prudencia" y la "humildad". Su sucesor "tengo claro que tiene que ser alicantino, no de Murcia o Alicante", dice. "¿Modesto Crespo?". "Puede ser un gran presidente".