Joan Laporta, presidente del Barcelona, llegaba ayer a Alcoy a las tres de la tarde, acompañado por el secretario técnico del Barça, Txiqui Begiristain, desplazándose de inmediato hasta el restaurante Lolo, donde le esperaba su homólogo del Alcoyano, Fernando Pérez.

Ambos directivos celebraron el tradicional almuerzo de directivas, previo a un partido histórico como el que se jugaba anoche en el campo de El Collao y que discurrió con un ambiente muy cordial.

Laporta acudía posteriormente al Ayuntamiento de Alcoy, donde fue recibido por el alcalde, Jordi Sedano, quien le brindaba la oportunidad de firmar en el libro de honor de la ciudad.

El periplo del máximo dirigente culé continuó y la siguiente parada tuvo lugar en la sede social de la peña Barcelonista Alcoyana, ubicada en la avenida de la Hispanidad, al objeto de compartir un vino de honor con los seguidores del conjunto catalán de Alcoy y comarca y, al mismo tiempo, descubrir una placa conmemorativa de la primera visita de un máximo mandatario azulgrana a la ciudad de Alcoy.

Laporta cumplió los sueños de los directivos del Deportivo y de paso quiso respaldar con su presencia al cuerpo técnico del Barcelona, en el momento más delicado de la temporada y con el holandés Frank Rijkaard seriamente cuestionado.