«El estadio necesita reformas y el dueño debe interactuar con los aficionados»

Quejas por la falta de luz en el aparcamiento y por el mal estado de los aseos o la cartelería

V.L.D.

Aunque ya se sienten parte totalmente integrada de la afición franjiverde, analizar las reflexiones de un buen número de extranjeros que han llegado, para quedarse, al Martínez Valero en los últimos años -la mayoría de ellos través de la agencia de viajes Euro Tour Guide-, puede ser muy valioso para detectar mejoras necesarias en el club. Estos seguidores lo ven «desde fuera» y todos coinciden en una cosa: «El Elche tiene un gran estadio, una infraestructura de Primera, pero necesita reformas».

Empezando desde fuera sus quejas se centran en el aparcamiento. «Esta muy mal iluminado y el suelo es irregular. Las vallas también están en mal estado y al estadio le falta una mano de pintura», citan. También apuntan a la falta de legibilidad de los carteles exteriores -«no costaría mucho arreglarlos»- y a la necesidad de más sillas en las terrazas externas, en los bares.

También se quejan de la falta de variedad de productos en la tienda oficial del Elche CF. Destacan su modernidad, pero echan en falta más cantidad de ropa y de artículos pequeños y económicos.

Ya en el interior, lamentan la situación en que se encuentran las escaleras y los accesos hacia la grada. También rechazan la mala conservación de los aseos, donde detectan averías y cierre de numerosos lavabos.

A la hora de sentarse, «las butacas son demasiado estrechas y hay poco espacio para poner las piernas», citan algunos de los encuestados, que también remarcan la ausencia de bebidas calientes y piden más alimentos en las cantinas interiores.

El aficionado extranjero también ha detectado un problema más conceptual: «El propietario debe interactuar con los seguidores mejor de lo que lo ha hecho hasta ahora. La comunicación del club es excelente, pero no la de su dueño». Esta frase textual de un seguidor británico es compartida por varios de los entrevistados, que no comprenden cómo Bragarnik pasa más tiempo en el extranjero que en su propio club.