"You'll never walk alone", atrona Anfield antes de cada partido de los "reds". Las gradas son una única voz, un único sentimiento, una devoción para con unos colores, para con un equipo. Importan los títulos, es el objetivo de cualquier club, es la máxima aspiración, ganar, triunfar. Pero no importa si no se consiguen durante años, en la sequía el "nunca caminarás solo" suena si acaso más estruendoso. Niños, mayores, padres, hijos, a voz en cuello y bufanda en ristre cantan siempre con la emoción a flor de pie para acompañar a su equipo, para decirle aquí estamos ante las adversidades, aquí estamos para escoltaros cual guardia pretoriana ante las injusticias, aquí estaremos siempre para conduciros al éxito, ganar por la elástica roja, ganar por el mejor club de Inglaterra. Más títulos que nadie en sus vitrinas, tanto a nivel nacional, como en trofeos internacionales. 19 ligas, 6 Champions, 3 Europa League. Nunca caminará solo, siempre entre su afición y entre sus innumerables trofeos.

En otra ciudad otro club, con no menos historia pero con muchos menos entorchados, parece que a partir de la fecha tampoco caminará solo en adelante, pero el motivo de apoyo a su trayectoria futura está marcado por una sentencia. Una decisión judicial, que aunque para muchos, entre la maldita pandemia y las finalizaciones de las propias ligas, ha pasado casi desapercibida, pero que sin duda va a marcar los próximos años el fútbol profesional mundial. El TAS, el más alto tribunal deportivo, ha quitado la razón a la UEFA, y en consecuencia ha rebajado la sanción de dos años de inhabilitación para jugar torneos internacionales al Manchester City por una ridícula multa de 10 millones de euros, que para el árabe dueño del club es casi una propina. Esto en roman paladino es apadrinar la propiedad de cualquier club del planeta por un estado. Emiratos Árabes Unidos , a través de Khaldoon Al Mubarak, jefe del departamento de asuntos ejecutivos de los Emiratos, preside el club, que además tiene también la propiedad del New York City, donde jugo Villa, o el Melboune City.

Una nación, que además tiene petrodolares para aburrir, dueña de un equipo de fútbol. No hay quien pueda competir en equidad con equipos de esta naturaleza. El PSG en Francia es otro ejemplo de lo que puede acabar con el fútbol que conocemos, donde los nuevos propietarios se convertirán en una suerte de estados- equipos, recordando aquellos estados-ciudades de otra época caduca, que trufarán de cantidades millonarias haciendo imposible la competencia con otros clubes que no tendrán detrás a países dispuestos a gastarse los millones que hagan falta, adulterando competiciones y sentimientos. Guardiola, entrenador del City y afectado por el proceso, en este caso abraza con entusiasmo el fallo del TAS, y no pierde comba para aguijonear a Tebas, que ha luchado y parece que lo seguirá haciendo contra esta clase de nuevas sociedades futbolísticas, con una ataque irónico al decirle " que la próxima vez le preguntará que jueces deberán presidir la sala". Él, que no dudó un momento en calificar a España de un país antidemocráta por las diferentes sentencias de nuestro Tribunal Constitucional y del Supremo. Cosas veredes.

El TAS ha determinado que el City, no ha camuflado fondos de capital con ingresos de patrocinadores. La UEFA previamente había determinado que el club inglés había cometido graves infracciones relativas al fair play financiero. Según el tribunal deportivo las infracciones cometidas por el City, o no se pudieron demostrar o habían prescrito. Esta sentencia viene a reforzar la opaca titularidad de espurios intereses político-estratégicos que pueden generarse desde los gobiernos, en la mayoría conducidos por sátrapas, de esta clase de países. El City nunca caminará solo. Los petrodólares de dictaduras siempre le acompañaran. Por ahora los títulos internacionales se le resisten, a Guardiola, a Al Mubarak y a los Emiratos Árabes.