El Lucentum no quiere que la ACB le pille desprevenido y ya se prepara para un futuro ascenso que espera fructifique lo antes posible. La extraordinaria campaña hecha por el equipo de Pedro Rivero hizo que por un momento el club se viera con posibilidades de luchar por el ascenso, siendo el conjunto más en forma con nueve victorias consecutivas y muy cerca de una de las plazas de ascenso directo, algo inimaginable en su reestreno en la LEB Oro. Estalló la pandemia y acabó con todo, pero los directivos lucentinos se vieron obligados a hacer una reflexión: ¿Qué hubiera pasado si el equipo hubiera ascendido? ¿Está preparado el club para dar el salto en la ACB? La respuesta es un «no» rotundo. Mejor dicho, «no, de momento».
El confinamiento ha dado para mucho y tras ver el crecimiento que ha experimentado la entidad y lo cerca que se ha estado de acariciar un sueño, el club ha querido dar un paso más en la madurez del Lucentum. Liderado por el abogado de la entidad Óscar Peñalver, el club ha iniciado los trámites para transformar al primer equipo en una Sociedad Anónima Deportiva, una forma de captar socios inversores y estratégicos que permitan formar una plantilla competitiva en busca del ascenso y si este se produce estar preparado y no tener que renunciar.
La próxima temporada va ser muy complicada porque no se sabe si el club tendrá ingresos por abonos. La incertidumbre es máxima por los rebrotes. «Cuanto antes comience el proceso mejor para poder hacer un equipo lo más competitivo posible», afirma Peñalver.
Lo que tiene muy claro el Lucentum es que hay que intentar por todos los medios que el control accionarial se quede en Alicante. «Sería muy triste que el equipo tuviera que irse de la ciudad si lo compra un inversor de fuera. Hay que hacer todo lo posible para seguir teniendo el control», señala el abogado y patrono de la Fundación junto con Toni Gallego y Daniel Adriasola.
A diferencia del proceso que llevó a cabo el Hércules, el Lucentum no hará una suscripción pública de acciones, sino que habrá un número limitado de accionistas para comenzar con un capital mínimo de 60.000 euros, que es el obligado por ley, y que se cubrirá al final del proceso con la aportación de los patronos y socios fundadores.
El objetivo que se persigue es la captación de socios inversores y estratégicos como una forma de crecer como club para ir haciéndose cada vez más grande y dar el salto a la ACB con garantías.
El proceso de la conversión en SAD del primer equipo ya ha comenzado con una primera fase de recogida de datos que posteriormente se tendrá que llevar al Consejo Superior de Deportes para su aprobación. Finalmente en una notaría se acabaría el proceso que luego será validado en la Federación Española de Baloncesto con la inscripción de la SAD. Lo normal es que el proceso esté finiquitado en un plazo de entre seis y ocho meses, aunque el covid puede hacer que se alargue por un tiempo más.
Pañalver insiste en la importancia de captar socios estratégicos que permitan hacer crecer el club y dar un salto cualitativo. «Es de gran importancia captar a los socios estratégicos, gente del mundo del baloncesto que nos puede hacer crecer mucho desde el punto de vista deportivo», apunta Peñalver.
La Fundación seguirá tal y como está y solo se convertirá en SAD el primer equipo con las miras puestas en la ACB. «Tenemos una entidad totalmente saneada y los apoyos a la Fundación seguirán como hasta ahora, pero la conversión es clave para poder pensar en la ACB, ya que te exige un presupuesto mínimo de dos millones de euros y ahora es el momento de trabajar en ello. Cuando se consigue el ascenso solo te quedan un par de meses para cumplir lo requisitos y eso sí que es imposible», advierte el abogado y patrono de la Fundación. La SAD deberá estar compuesta por un mínimo de tres consejeros. Los accionistas elegirán al consejo de administración. Comienza una nueva fase en el crecimiento del Lucentum. La ACB, cada vez más cerca.
