El taekwondista ilicitano Raúl Martínez, que a principios de este mes de junio regresó al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, para reanudar los entrenamientos, después de haber estado confinado junto a su pareja en Girona, reconoce que lo que peor lleva es la incertidumbre sobre cuándo podrán volver a competir.

"Lo peor es la incertidumbre", asegura Martínez, quien añade que no quiere "ni oír hablar sobre el futuro de los Juegos Olímpicos de Tokio. Con lo que me costó clasificarme y con la tremenda ilusión que tengo, no pienso en otro escenario que no sea el de su celebración el próximo verano. No obstante, no soy ajeno a las dudas existentes", señala en declaraciones facilitadas por el Proyecto FER, del que forma parte, y que ha recogido EFE.

Como tantos otros deportistas, Raúl Martínez se vio obligado a abandonar Madrid, de forma precipitada el 10 de marzo, al principio de la pandemia del covid-19. Junto con su pareja, también taekwondista, se confinó en Girona. La última semana de mayo pudo regresar a Elche, a ejercitarse en el club Jayán, entidad deportiva regentada por sus padres.

"Nada más pisar el tapiz, confirmé lo que ya me temía. Había perdido bastante ritmo, agilidad, musculación€ las sensaciones eran extrañas. Nada que no me esperara tras encadenar semanas y semanas sin entrenamientos óptimos", comenta el deportista de Elche, que obtuvo la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio en el mes de diciembre de 2019.

Para el taekwondista ilicitano, el regreso a principios de junio a los tapices del CAR de Madrid le generó una "tremenda ilusión. El reencuentro con mis compañeros, con las instalaciones en las que tanto he sufrido, trabajado y disfrutado, me supuso unas fuertes emociones. Me remontó a mi primer día en Madrid, en el ya lejano 2008".

Con respecto a su día a día, Raúl Martínez explica que el trabajo físico en el gimnasio es prácticamente idéntico al de siempre. "Eso sí, con grupos reducidos, por turnos y con la obligación de desinfectar todo los que tocamos y utilizamos", matiza. "Además, tenemos que cambiarnos a pie de tapiz porque los vestuarios están cerrados", añade.

No obstante, el principal cambio de este nuevo escenario reside en "la imposibilidad del combate directo, del uno contra uno. Y ya veremos cuando podemos retomar esta faceta tan esencial para nosotros. De momento, tenemos que conformarnos con dar patadas a muñecos", indicó Raúl, quien fija "en dos meses" el periodo estimado para recuperar su mejor nivel.