Esto de las fases va para máster, no hay quien pueda entender con la claridad necesaria todo lo que puedes hacer, o no, en cada una de ellas. Bautizar a la primera Fase Cero, lleva a la confusión meramente ordinal, que propicia un mar de dudas.

Para colmo de lo anunciado en las soporíferas ruedas de prensa gubernamentales, y la declaraciones en medios de distintos ministros, hay que creerse la mitad de la mitad, pues antes, y en ocasiones tras, de la publicación de la medidas contenidas en cada fase, hasta se habla de fase 0,5 que tiene delito, en el BOE se producen cambios y modificaciones en ocasiones "ad hoc", y las más inesperadas como si de una rifa se tratara, que nos llevan a una confusión generalizada y a lo que solía decir mi santa madre, un sin vivir.

Escribir sobre deporte sin desligar el tema de la maldita pandemia es imposible, y sería probablemente inapropiado. He elegido el título del artículo porque parece ser la rampa de salida para el fútbol provisional. La condición para ello consiste en que toda la piel de toro deberá encontrarse en la Fase 2, en realidad la tres.

Hasta el momento, casi todo ha ido ligado al confinamiento, remedio medieval que entre otros autores describe en su trilogía sobre la peste de mediados del siglo XIV Ann Benson, que siendo útil y beneficioso, en pleno siglo XXI es de esperar que sea lo que nos permita llegar a una solución final que nos retrotraiga a nuestras costumbres sociales de antes de la pandemia del coronavirus, tratamiento y/o vacuna llegarán, y nuestra vidas no necesitarán de una nueva normalidad, sino de una vuelta a la normalidad.

Y entre ellas se se encuentran sin duda la vuelta de los espectáculos, entre ellos el deporte, y sobre todos ellos el del fútbol. De hecho, el de alto nivel ya ha regresado a Europa de la mano de Alemania.

Como no podría ser de otra manera la Bundesliga ha dado el primer paso, y el pasado fin de semana Borussia y Bayern han atraído la atención de los más futboleros, a la espera de que el segundo fin de semana de junio comience la nuestra.

Hemos visto el fútbol sin aficiones, sin espectadores, y lo que algunos tachaban de futbol sin vida, de tristeza en los terrenos de juego, han comprobado que no era para tanto.

Los jugadores han hecho de su capa un sayo, y se han dedicado a lo que les es propio, jugar y hacerlo lo mejor posible en las condiciones que sean, para eso son profesionales.

Los espectadores desde sus casas se han dado cuenta de que un partido de futbol puede ser bonito y/o entretenido sin público en las gradas, sin el ambiente que el vocerío propio nos llega a través del volumen de las televisiones.

Como cualquier otra actividad empresarial más, el balompié ha roto con la inactividad, en unos países como Alemania en el último tramo de su reaparición, y en otros, como en España, con los primeros entrenamientos en grupo, una vez comprobada la viabilidad de ellos a través de las medidas sanitarias exigibles.

A no tardar veremos de nuevo en un deporte de contacto como el fútbol, los abrazos tras marcar un gol. Los mismos que nos daremos tomando unas cañas con los amigos.